Antonio Jurado Rivera
Miembro Conocido
Tus ojos son como soles
que si me miran, me abrasan.
Son como enormes luceros
que al mirarme, se me clavan.
Me enamoré solo al verte.
Eras la chica soñada.
Quedé prendado de ti
aunque tú, ni me mirabas.
Jamás fuiste amiga mía.
No escuchabas mis palabras,
intenté salir contigo,
pero tú, nada de nada.
Que si ya sales con otra,
que si no me das la talla.
Yo, que estaba coladito,
por ti lloré como un paria.
Pero el destino ha cambiado.
Cuando menos lo esperaba,
te cruzaste en mi camino
y no se lo que me pasa.
Tiemblo cuando tú te acercas,
de la noche a la mañana
pienso en ti a cada momento
aunque tú estés alejada.
¿Será que empecé a quererte?
¿será que tú tienes garra
y al acercarme a tu lado,
quedé prendido en tu falda?
¿Será quizá, solamente,
el que tu cuerpo me atraiga
y viviré obsesionado
hasta llevarte a la cama?
Sé que me quieres un poco,
porque observo en tu mirada
como un deseo reprimido
de ir conmigo a donde valla.
Yo te deseo, vida mía,
mas de lo que imaginaba.
Quisiera que fueras mía,
de mi propiedad privada.
Y con esa indiferencia
culpa de las circunstancias,
vas encendiendo la hoguera
que en mí encendiste y no apagas.
Te necesito, cariño.
Y me doy cuenta del drama
que para ti significa
que vayas acompañada
Por mí, que no soy muy serio,
que tengo muy mala fama,
que solo puedo ofrecerte,
mi amor, mis sueños y ganas
De ser dueño de tu cuerpo,
de tus besos, de tus ansias.
Y de hacerte muy feliz
y que no te falte nada.
Te repito que te quiero,
que te deseo más que a nada,
pero si por parte tuya,
tu indiferencia es muy clara,
No te preocupes, mi vida,
que si de pronto no me hablas,
comprenderé tus motivos
y te amaré en la distancia.
Antonio Jurado (España)
© Derechos reservados
1978
