Se enciende el cemento y arde
la tarde,
por cién barrios muy amenos
y buenos,
con verdaderos donaires
los aires.
No hay lugar para desaires
un tango espera en la esquina,
si llegas a la Argentina
una tarde en Buenos Aires.
¡Excelente Ovillejo, Marcos! Tiene lo más difícil y valorable que puede existir en esta clase de composición: la continuidad. Los versos se encadenan unos con otros en una sucesión perfecta.