David Vulpes Vulpes
Miembro Conocido
Nunca antes como nunca fue lo que no será.
Y desde ese antes todos los días un rosal que se marchita
una fruta que cae, todos los otoños malgastados...
Ya se ha dicho, desde ese tiempo,
que las mallas, que los placeres, que las lástimaduras,
que la fácil vida de un indiferente, que el mural, y lo que yace detrás:
Está medido por la trampa de la docena inmisericorde,
está perdido en toda la cordura,
en toda la farsa de lo que en verdad no es;
solo una ilusión insensata, un remedo, un conteo más...
Y de tantos posibles finales violentos:
está la sombra, luego la magia,
esa palabra y todo lo que la acompáña,
estás allí, de pie;
pensando suprema,
irradiando las cadenas de fiero frío,
estás simple,
estás presente... Estás...
Y la toma de todos los segundos,
del viaje de la luna en esos ojos,
de la mañana y el canto,
del sol,
como una nota única de una melodía eterna,
impacta mis oídos;
luego todo lo que significa mi espacio,
mi sombra,
mis harapos,
mi toda decisión,
y lo indeciso de las peñas
de tal mar que navego sintiendo...
Estás...
Eres...
Lo más inefable que he percibido,
lo único real;
tanto que tus sombras:
Un pedazo de eternidad en las pupilas de mi futuro,
el comienzo, el nacimiento después de la tragedia,
la calma, la precisa muestra del paraíso...
Eres más allá de todo,
la consciencia y el calor
después de este invierno que mucho duró...
Eres el canto perdido,
lo que siempre ha deseado
mi más cara esperanza...
Te he encontrado,
y ahora no soy yo,
solo soy un perfecto amigo
de lo que tu reflejo hace en mis pensamientos...
Cántame ahora,
dormiré mil veces en tus brazos...
Hermosa noche, después del edén caído...
Y desde ese antes todos los días un rosal que se marchita
una fruta que cae, todos los otoños malgastados...
Ya se ha dicho, desde ese tiempo,
que las mallas, que los placeres, que las lástimaduras,
que la fácil vida de un indiferente, que el mural, y lo que yace detrás:
Está medido por la trampa de la docena inmisericorde,
está perdido en toda la cordura,
en toda la farsa de lo que en verdad no es;
solo una ilusión insensata, un remedo, un conteo más...
Y de tantos posibles finales violentos:
está la sombra, luego la magia,
esa palabra y todo lo que la acompáña,
estás allí, de pie;
pensando suprema,
irradiando las cadenas de fiero frío,
estás simple,
estás presente... Estás...
Y la toma de todos los segundos,
del viaje de la luna en esos ojos,
de la mañana y el canto,
del sol,
como una nota única de una melodía eterna,
impacta mis oídos;
luego todo lo que significa mi espacio,
mi sombra,
mis harapos,
mi toda decisión,
y lo indeciso de las peñas
de tal mar que navego sintiendo...
Estás...
Eres...
Lo más inefable que he percibido,
lo único real;
tanto que tus sombras:
Un pedazo de eternidad en las pupilas de mi futuro,
el comienzo, el nacimiento después de la tragedia,
la calma, la precisa muestra del paraíso...
Eres más allá de todo,
la consciencia y el calor
después de este invierno que mucho duró...
Eres el canto perdido,
lo que siempre ha deseado
mi más cara esperanza...
Te he encontrado,
y ahora no soy yo,
solo soy un perfecto amigo
de lo que tu reflejo hace en mis pensamientos...
Cántame ahora,
dormiré mil veces en tus brazos...
Hermosa noche, después del edén caído...