margui
Miembro Conocido
En la entrada, cerca mío
vi de acero palangana
cuando llegué a su lado
la vi llenarse de agua
pura como el cristal.
Sobre una arena muy blanca
se afina y se purifica.
La jofaina era ovalada
sobre de tres pies de bronce.
Incrustada una lámina
negra con signos tallados
que hacia la puerta señala.
Hay cerca un velo de lino,
de mármol dos columnatas,
verdes ambas y soportan
marmórea y redonda estampa.
Figura el Sello Sagrado:
“Travesaño de oro engarza
la cruz de cuatro colores
y a dos círculos se aguanta”.
Dos inscripciones rodean,
otros dos discos que abarcan
concéntricos; el más grande
negro y el otro escarlata.
A una columna sujeto
mango azul, de plata el hacha
que se nombra “Calicanto”.
Una vez que leí las placas
me lavé en el recipiente
comenzando por las palmas.
Me sumergí por completo,
tres días dentro del agua.
Al salir su transparencia
perdió, la arena era parda
mugre con color de herrumbre
en el fluido se agitaba.
Con el velo fui a secarme
pero otras gotas remplazan
a las que el lienzo embebía
renuncié a enjugarlas
y me quedé a la sombra
hasta que se evaporaran.
Pasé seis días inmóvil
hasta que su fuente acaba,
me encontré seco y liviano
con las fuerzas aumentadas
deambulé por algún tiempo
y volví a la palangana.
El agua se había secado,
ahora, su lugar remplaza
licor rojizo y la arena
gris, semeja ser metálica.
Por solo breves instantes
nuevamente se me baña,
luego de ser sumergido
el corrosivo me empapa,
al lienzo destruiría
si en secarme lo empleara.
Me dirijo al otro extremo
de la gruta subterránea,
me tendí sobre de un lecho
de arena recalentada
donde pasé siete días.
Regresé a la jofaina;
como la primera vez
encontré muy limpia el agua
en ella me sumergí
con pulcritud me lavaba,
esta vez pude secarme
después que me depurara.
Durante dieciséis días
según instrucciones dadas
había estado en la caverna.
Me dispuse a abandonarla
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