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Volcán en un lamento.

VOLCÁN EN UN LAMENTO

Puedo inferir, herido, por esos ojos claros
de mirada perdida atraída al desván
del presente archivado, la suma de disparos
al blanco que en silencio acallan al desmán.

Yo puedo colegir, a través de tus faros
clavados en la nada que miran con afán,
la búsqueda incesante con ritmos tan avaros
de ese nuevo dueño surgido de un volcán.

Ahora solo quedan los restos de cenizas
de aquel antiguo cráter barridas por el viento
tan débiles y frágiles que abonan las chamizas.

Será que aquellos ojos fijos y sin aliento
ocultos por la lava no vieron hecho trizas
a un corazón agónico; volcán en un lamento.

Y su final, en lento
desenlace, presiente que no será feliz,
pero estará latiendo si existe otro cariz.

Ángel César Cocuzza.

 
Te estás convirtiendo en un clásico. ¿Escribes ya con pluma y tintero?jejeje.
Te quedan de dulzura los sonetos Ángel, te doy mi enhorabuena.
Un abrazo amigo
Jajaja. Soy tan informal en mi vida que ya me han dicho que sea un poco más clásico...por la edad!!! Pero soy tan torpe que todavía no uso tintero porque seguramente se me vuelca toda la tinta!.
Gracias por pasar y dejar tu comentario y reputación, Javier.
Un abrazo.
 

amada

Moderadora del Foro Compartiendo Tristezas
Que bien Cesar, maravillosas letras....te adelantaste o te atrasaste..no se..jajjaja...estoy leyendo a un clásico pero bien antiguo....es difícil dilucidar tan enormes letras......espero que ganes el concurso....un abrazo amigo.
 
VOLCÁN EN UN LAMENTO

Puedo inferir, herido, por esos ojos claros
de mirada perdida atraída al desván
del presente archivado, la suma de disparos
al blanco que en silencio acallan al desmán.

Yo puedo colegir, a través de tus faros
clavados en la nada que miran con afán,
la búsqueda incesante con ritmos tan avaros
de ese nuevo dueño surgido de un volcán.

Ahora solo quedan los restos de cenizas
de aquel antiguo cráter barridas por el viento
tan débiles y frágiles que abonan las chamizas.

Será que aquellos ojos fijos y sin aliento
ocultos por la lava no vieron hecho trizas
a un corazón agónico; volcán en un lamento.

Y su final, en lento
desenlace, presiente que no será feliz,
pero estará latiendo si existe otro cariz.

Ángel César Cocuzza.

ÁNGEL

¡Qué mortífera mirada!

Un fortísimo abrazo,

Guillermo.
 

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