Yaneth Hernández
Miembro Conocido
Volver a amar en el claroscuro de la inmensidad,
volver a soltar las amarras del alma,
y quedar anclada en el sortilegio de tu mirada.
Hoy me encuentro bajo el sol naciente,
de nuevo libre,
de nuevo viva,
de nuevo creyendo en el rosario infinito
de unos labios que pronuncian mi nombre
con simulada emoción.
Creí muerta aquella pasión que desandaba en mi piel,
aquella mariposa que revoloteaba entre mi desnudez.
Creí no volver a sentir lo que ayer hizo vibrar
las cuerdas de mi inmenso desvelo.
Hoy te beso con la seda de mi aliento,
y tu boca comulga con un largo suspiro que atraviesa el alba.
Volver a amar con la marea de una ilusión real,
saber que, si se me antoja, puedo acariciar tu sombra
alguna madrugada.
Saber que tu piel es abrigo y fuego tu vientre,
que al despertar unos ojos embriagantes
me anuncian el amor que esperé bajo un cedro,
durante tantas lunas delirantes.
Derechos reservados.
volver a soltar las amarras del alma,
y quedar anclada en el sortilegio de tu mirada.
Hoy me encuentro bajo el sol naciente,
de nuevo libre,
de nuevo viva,
de nuevo creyendo en el rosario infinito
de unos labios que pronuncian mi nombre
con simulada emoción.
Creí muerta aquella pasión que desandaba en mi piel,
aquella mariposa que revoloteaba entre mi desnudez.
Creí no volver a sentir lo que ayer hizo vibrar
las cuerdas de mi inmenso desvelo.
Hoy te beso con la seda de mi aliento,
y tu boca comulga con un largo suspiro que atraviesa el alba.
Volver a amar con la marea de una ilusión real,
saber que, si se me antoja, puedo acariciar tu sombra
alguna madrugada.
Saber que tu piel es abrigo y fuego tu vientre,
que al despertar unos ojos embriagantes
me anuncian el amor que esperé bajo un cedro,
durante tantas lunas delirantes.
Derechos reservados.