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ROSAS EN EL MAR

Ya no hay rosas en el mar...

Son cadáveres que navegan a la deriva,

empujados por las corrientes del Estrecho

hacia el inmenso Océano,

fin del Mundo en otros tiempos

principio de la Nada en estos.



Ya no hay rosas en el mar...

Son los pétalos que quedaron

de los nombrados años sesenta,

que tanto amor prometieron

y que hoy cierran las puertas,

a cal y canto, al hermano negro.



Ya no hay rosas en el mar...

son lamentos que bailan en el aire

al son de las músicas de otros tiempos,

cargadas de mensajes al viento,

que hoy endurecen los corazones

y los tímpanos han hecho de hierro.



Ya no hay rosas en el mar ...

son manos extendidas de balseros

que llega cansados, extenuados, en cueros,

esperando la ayuda del blanco

o ,tal vez , el temido regreso

hacia las tierras que maltrataron

su yerto y aterido cuerpo.



Ya no hay rosas en el mar ...

al final la muerte es el premio

en el inmenso mar o en las calles

de una ciudad de cemento,

con brea y asfalto en las venas

y por corazón un basurero.
 

Adjuntos

Severino Esteve

Miembro Conocido
Ya no hay rosas en el mar...

Son cadáveres que navegan a la deriva,

empujados por las corrientes del Estrecho

hacia el inmenso Océano,

fin del Mundo en otros tiempos

principio de la Nada en estos.



Ya no hay rosas en el mar...

Son los pétalos que quedaron

de los nombrados años sesenta,

que tanto amor prometieron

y que hoy cierran las puertas,

a cal y canto, al hermano negro.



Ya no hay rosas en el mar...

son lamentos que bailan en el aire

al son de las músicas de otros tiempos,

cargadas de mensajes al viento,

que hoy endurecen los corazones

y los tímpanos han hecho de hierro.



Ya no hay rosas en el mar ...

son manos extendidas de balseros

que llega cansados, extenuados, en cueros,

esperando la ayuda del blanco

o ,tal vez , el temido regreso

hacia las tierras que maltrataron

su yerto y aterido cuerpo.



Ya no hay rosas en el mar ...

al final la muerte es el premio

en el inmenso mar o en las calles

de una ciudad de cemento,

con brea y asfalto en las venas

y por corazón un basurero.
Cómo cambiaron los tiempos.
Me gusta este poema y la denuncia que implica. Ya los ojos no quieren ver y son incapaces de diferenciar rosas y cadáveres.
Un saludo, Bartolomé, y muy bienvenido.
 

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