Pienso, en vano, en lo profundo
del pájaro que no escucho,
y en el plato, que no es mucho
pedir… si se tiene un mundo.
Vacilo, por un segundo,
junto al viento en la ciudad.
Dos soplos en orfandad
somos, bajas del cemento.
Tan solo sufro un momento
de furtiva humanidad.
Hacia el alcantarillado,
como serpiente de agosto,
repta un zumo que es el mosto
leproso del empedrado.
Vemos mantero, letrado,
quiltros, y a un loco y el cura
en pansexual travesura
notarizada venial.
Decoro en cuadro larval
me asoma, ¡triste cordura!
Y con fantasmas pervivo
en mi ciudad de la bruma.
Siempre pensé que es la espuma
que escupe el ancestro altivo.
Acecha con el motivo
de escaparse de la foto;
sepia, mitos, yeso roto
que en la pared me dejara,
como si yo me quejara
de nuestro existir ignoto.
Gustavo Larsendel pájaro que no escucho,
y en el plato, que no es mucho
pedir… si se tiene un mundo.
Vacilo, por un segundo,
junto al viento en la ciudad.
Dos soplos en orfandad
somos, bajas del cemento.
Tan solo sufro un momento
de furtiva humanidad.
Hacia el alcantarillado,
como serpiente de agosto,
repta un zumo que es el mosto
leproso del empedrado.
Vemos mantero, letrado,
quiltros, y a un loco y el cura
en pansexual travesura
notarizada venial.
Decoro en cuadro larval
me asoma, ¡triste cordura!
Y con fantasmas pervivo
en mi ciudad de la bruma.
Siempre pensé que es la espuma
que escupe el ancestro altivo.
Acecha con el motivo
de escaparse de la foto;
sepia, mitos, yeso roto
que en la pared me dejara,
como si yo me quejara
de nuestro existir ignoto.