Francisco Escobar Bravo
Miembro Conocido
¡Desearía volver a ser el joven
que en su mente forjó tan bellos sueños,
pero inútil pensar es como entonces..!
¡Es banal ese empeño!
Y conozco el porqué, cuáles razones,
me llevaron a ser tal como suelo:
Recibí, siendo niño, un duro golpe
que contarlo no debo.
Pues podrían decir que fui muy torpe.
Pensarían, quizás, que me arrepiento.
Y es verdad, pero todo ello se esconde
ya en el alma de un viejo.
Si no viejo, mayor. Me da lo mismo.
Hoy se llama ser viejo a los noventa.
Pero vale ser útil en tu oficio,
no la edad que aparentas.
¿Y valgo para el mío? ¿Cuál ha sido?
Porque tuve ya tantos... No recuerda
mi cerebro cansado alguno fijo,
¡ni siquiera las Letras!
Porque sí, fui contable y con buen tino.
Camarero también, supe hacer ventas.
Y al final, de pensarlo es que me río,
¡moriré de poeta!
Mal trabajo si piensas en dinero,
no se pagan los versos cuanto valen,
que conozco escritores pordioseros.
¡El primero, Cervantes!
Por robar hasta incluso estuvo preso
en Sevilla, por culpa de Olivares.
Y no digo ya nada de Quevedo,
¡es mejor que me calle!
Les diré, si me dejan, a mis nietos
que es mejor, por lo tanto, ser alcalde.
Aun robando a mansalva a todo el resto,
¡pocos van a la cárcel!
Les conté mi experiencia de la vida,
es muy grande y quizás no vino a cuenta;
pero en estas estrofas queda escrita,
sin rendirme más rentas.
De la feria según te va se opina,
eso dice el refrán. Y es cosa cierta.
¡Y me importa un ardite lo que digan,
porque puede que mientan!
El honor, la honradez y la mentira
nunca suelen formar buena pareja.
¡Me perdonen! Son tres. Poca armonía,
eso afirman las viejas.
que en su mente forjó tan bellos sueños,
pero inútil pensar es como entonces..!
¡Es banal ese empeño!
Y conozco el porqué, cuáles razones,
me llevaron a ser tal como suelo:
Recibí, siendo niño, un duro golpe
que contarlo no debo.
Pues podrían decir que fui muy torpe.
Pensarían, quizás, que me arrepiento.
Y es verdad, pero todo ello se esconde
ya en el alma de un viejo.
Si no viejo, mayor. Me da lo mismo.
Hoy se llama ser viejo a los noventa.
Pero vale ser útil en tu oficio,
no la edad que aparentas.
¿Y valgo para el mío? ¿Cuál ha sido?
Porque tuve ya tantos... No recuerda
mi cerebro cansado alguno fijo,
¡ni siquiera las Letras!
Porque sí, fui contable y con buen tino.
Camarero también, supe hacer ventas.
Y al final, de pensarlo es que me río,
¡moriré de poeta!
Mal trabajo si piensas en dinero,
no se pagan los versos cuanto valen,
que conozco escritores pordioseros.
¡El primero, Cervantes!
Por robar hasta incluso estuvo preso
en Sevilla, por culpa de Olivares.
Y no digo ya nada de Quevedo,
¡es mejor que me calle!
Les diré, si me dejan, a mis nietos
que es mejor, por lo tanto, ser alcalde.
Aun robando a mansalva a todo el resto,
¡pocos van a la cárcel!
Les conté mi experiencia de la vida,
es muy grande y quizás no vino a cuenta;
pero en estas estrofas queda escrita,
sin rendirme más rentas.
De la feria según te va se opina,
eso dice el refrán. Y es cosa cierta.
¡Y me importa un ardite lo que digan,
porque puede que mientan!
El honor, la honradez y la mentira
nunca suelen formar buena pareja.
¡Me perdonen! Son tres. Poca armonía,
eso afirman las viejas.