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El árbol de mi huerto

En mi huerto se afianza
el árbol de la vida con frescura,
donde está la esperanza
de frutos en su altura
cuyos néctares quitan mi amargura.

Es la sagrada herencia
que me dejó mi padre entre la flora,
y su grata presencia
sobre el suelo en que mora,
me cobija y alienta cada hora.

Su raigambre agrupada
que con la tierra , en su interior, se enfunda,
aunque está sepultada
con su savia lo inunda:
generosa, vital, honda y fecunda.

Alivio de mis males
que entre su fronda verde y relajante,
se anidan los zorzales,
cuyo idioma silbante
me alegra la estadía cada instante.

Y bajo su follaje,
al escucharlos con su dulce acento,
este recuerdo atraje,
porque sus trinos siento
como los versos de mi padre al viento.
 
En mi huerto se afianza
el árbol de la vida con frescura,
donde está la esperanza
de frutos en su altura
cuyos néctares quitan mi amargura.

Es la sagrada herencia
que me dejó mi padre entre la flora,
y su grata presencia
sobre el suelo en que mora,
me cobija y alienta cada hora.

Su raigambre agrupada
que con la tierra , en su interior, se enfunda,
aunque está sepultada
con su savia lo inunda:
generosa, vital, honda y fecunda.

Alivio de mis males
que entre su fronda verde y relajante,
se anidan los zorzales,
cuyo idioma silbante
me alegra la estadía cada instante.

Y bajo su follaje,
al escucharlos con su dulce acento,
este recuerdo atraje,
porque sus trinos siento
como los versos de mi padre al viento.
Simplenente hermoso!!! Un poema donde cada verso es una imagen plena de recuerdos y vivencias. Magistral y exquisita poesía, Víctor, mis felicitaciones y saludos. Daniel
 

Severino Esteve

Miembro Conocido
En mi huerto se afianza
el árbol de la vida con frescura,
donde está la esperanza
de frutos en su altura
cuyos néctares quitan mi amargura.

Es la sagrada herencia
que me dejó mi padre entre la flora,
y su grata presencia
sobre el suelo en que mora,
me cobija y alienta cada hora.

Su raigambre agrupada
que con la tierra , en su interior, se enfunda,
aunque está sepultada
con su savia lo inunda:
generosa, vital, honda y fecunda.

Alivio de mis males
que entre su fronda verde y relajante,
se anidan los zorzales,
cuyo idioma silbante
me alegra la estadía cada instante.

Y bajo su follaje,
al escucharlos con su dulce acento,
este recuerdo atraje,
porque sus trinos siento
como los versos de mi padre al viento.
Árbol para la esperanza en un huerto que abriga y proteger. Un regalo de nuestros ancestros.

Varias lecturas veo en tus liras. Me gustaron.

Saludos, amigo Víctor.
 

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