Caballero de los Geranios
MODERADOR DE ORTOGRAFÍA Y SEMÁNTICA
Musa lisonjera
Octavas reales, en versos alejandrinos
Mi sombra se despierta sumisa en la ventana,
cobijo a mis sembríos, con hoja en poesía,
esparzo con violetas mi aroma en la mañana,
abrazo frescas brisas con frases de alegría,
mi letra enamorada a todo enfermo sana,
ungüento de niñez: ¡manjar de cada día!
ondulo a mi universo con rizos de celajes,
y trenzo a blancas nubes, de acrílicos paisajes.
Mi pluma en sus bocetos, adorna a su reflejo,
retiro los disfraces de página postrera,
seguro en la cascada con perlas de festejo,
con néctar alimento mis fibras de madera,
jamás disfraz me pongo, ni miento, amigo espejo,
concentro mi mirada de abeja en la pradera,
mi roble con sus ramas, se alza sobre el suelo,
durante ocho décadas, no cambio hogar de cielo…
Umbral de lirios blancos, la mano de mi choza,
cultivo en el otoño la seda en sus capullos
con nueva flor de mayo, mi ambiente se alboroza,
observo al gato huraño comiendo los murmullos,
y en lumbre de sus brasas mi crónica se goza
con olas del olvido, y en cofre: ¡los orgullos!
¡Diamantes en mis sienes! con luz de mis ensueños,
serenos, con hechizos actuales de mis leños…
Contemplo los silencios y el eco de mi viento,
con brújula sensible, transita por la acera,
admiro de la calle, titanes de talento,
las lenguas de mis árboles declaman en la vera,
avanzan con ortigas, traspasan pavimento
y el soplo en su textura da voces a ceguera
mi río se despliega con pianos y tambores,
susurra con su encanto y extirpa a mis errores…
Mi diva entristecida… en arca de cristales,
vigila mi tintero, archiva pergaminos,
y quita al diccionario, la a de mis vocales,
mis letras delirantes, no encuentran los caminos,
la envidia se sustrajo el habla en mis caudales,
los versos secuestrados por brujos y vecinos.
Mas, nunca les maldigo… conozco la careta…
quitaron de mis hombros, la capa de poeta…
¡Me importa picaduras de insectos y escorpiones!
¡Apática a los tóxicos la nave de mi vida!
transita con sus ritmos de alegres ilusiones,
custodia mis latidos, en puerto: ¡decidida!
Su lírica me brinda la letra a mis canciones,
su bálsamo de miel, me alivia cruel herida,
encuentro en el vergel de plena primavera,
la lira veterana con musa lisonjera…
Octavas reales, en versos alejandrinos
Mi sombra se despierta sumisa en la ventana,
cobijo a mis sembríos, con hoja en poesía,
esparzo con violetas mi aroma en la mañana,
abrazo frescas brisas con frases de alegría,
mi letra enamorada a todo enfermo sana,
ungüento de niñez: ¡manjar de cada día!
ondulo a mi universo con rizos de celajes,
y trenzo a blancas nubes, de acrílicos paisajes.
Mi pluma en sus bocetos, adorna a su reflejo,
retiro los disfraces de página postrera,
seguro en la cascada con perlas de festejo,
con néctar alimento mis fibras de madera,
jamás disfraz me pongo, ni miento, amigo espejo,
concentro mi mirada de abeja en la pradera,
mi roble con sus ramas, se alza sobre el suelo,
durante ocho décadas, no cambio hogar de cielo…
Umbral de lirios blancos, la mano de mi choza,
cultivo en el otoño la seda en sus capullos
con nueva flor de mayo, mi ambiente se alboroza,
observo al gato huraño comiendo los murmullos,
y en lumbre de sus brasas mi crónica se goza
con olas del olvido, y en cofre: ¡los orgullos!
¡Diamantes en mis sienes! con luz de mis ensueños,
serenos, con hechizos actuales de mis leños…
Contemplo los silencios y el eco de mi viento,
con brújula sensible, transita por la acera,
admiro de la calle, titanes de talento,
las lenguas de mis árboles declaman en la vera,
avanzan con ortigas, traspasan pavimento
y el soplo en su textura da voces a ceguera
mi río se despliega con pianos y tambores,
susurra con su encanto y extirpa a mis errores…
Mi diva entristecida… en arca de cristales,
vigila mi tintero, archiva pergaminos,
y quita al diccionario, la a de mis vocales,
mis letras delirantes, no encuentran los caminos,
la envidia se sustrajo el habla en mis caudales,
los versos secuestrados por brujos y vecinos.
Mas, nunca les maldigo… conozco la careta…
quitaron de mis hombros, la capa de poeta…
¡Me importa picaduras de insectos y escorpiones!
¡Apática a los tóxicos la nave de mi vida!
transita con sus ritmos de alegres ilusiones,
custodia mis latidos, en puerto: ¡decidida!
Su lírica me brinda la letra a mis canciones,
su bálsamo de miel, me alivia cruel herida,
encuentro en el vergel de plena primavera,
la lira veterana con musa lisonjera…
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