Sin alas,
llegaste aquí sin alas,
con la gloria del humo bajándote los párpados
y el vientre alerta, ejercitándose, averiguando
cual es la luz que no mata,
qué espejo miente,
qué aire es negro,
qué invierno se enciende entre flores de mostaza.
Yo recuerdo aquella noche,
las alcayatas...