Acaba de una vez la incertidumbre
de este amor impregnado de locura
y déjame abrazarte, tan, tan fuertemente,
así tu cuerpo se rompa entre mis brazos.
Déjame que beba de tu boca
la sangre de tus labios carcelarios,
que sienta la tibieza que despides,
y el roce de mi cuerpo con tu cuerpo.
Déjame...