Jurcan Uriarte Pontleca
Miembro Conocido
¡ ESA NIÑEZ…!!! (Mirada al pasado)
Volví el rostro hacia atrás y pude mirar: JURCAN, tendría de edad aproximadamente tres años o menos. La calle era angosta, ( Tetrazzini No 78, Col. Ex-Hipódromo de Peralvillo, México, D. F.), sin pavimentar. El patio en las mismas condiciones, con montoneras de tierra, piedras y escombro, por todos lados. Jugaba con un montoncillo de palos de paleta, piedras, ladrillos y tierra. Posiblemente construía algo. Estaba demasiado entretenido, no reparaba que lo estaba yo mirando. Serían aproximadamente las once del día, el sol resplandeciente emitía bastante calor, eran los meses de abril o mayo. Su señora madre lavaba algo de ropa en los lavaderos de cemento construidos en fila; característico de las vecindades del Distrito Federal. Esa mañana, la mamá de JURCAN, pensaba salir a la Lagunilla, para hacer algunas compras y desde antes había cambiado a JURCAN de ropa. Estrenaba un pantalón corto de casimir regular, color verde bandera y una camisa blanca de manga corta. Cosa que a JURCAN, no le había sido de su agrado; su señora madre, al vestirlo así lo presumió con sus hermanas. Lo que la santa mujer no tomó en cuenta que JURCAN, no apreció lo limpio ni nuevo del pantalón y se dedicó a jugar, como ya lo habíamos mencionado, con palos de paleta, tierra y piedras, a un lado del patio, fuera de su vista. JURCAN, de tan entretenido que estaba no hizo caso al deseo de hacer “pis o pipí”, pues importaba más el juego y la necesidad de orinar, se agudizó de tal manera, que apenas si tuvo tiempo de llegar al sanitario (excusado o W.C.), como es comúnmente conocido. JURCAN, no pudo impedir que se mojara la parte delantera del pantalón, momento en el cual, su señora madre se percató del suceso y “pácatelas”, que lo agarra en ese momento del brazo y le dijo: “…¡ven acá judío…, ¡mira nada más como estás!!!, ¡acaso crees que tienes a tu lavandera de planta…!!!”. Acto seguido: “Le propino tremenda felpa, lo bañó con agua fría, le puso nuevamente ropa limpia y como toda una madre amorosa, lo tomó de la mano y se lo llevó donde tenía planeado ir. JURCAN, aprendió, que se deben atender las necesidades fisiológicas de manera inmediata, pues éstas no esperan. Tuvo como experiencia, que se deben obedecer las indicaciones de los padres y cuidar su presentación, pues su señora madre se había esmerado para llevar a su vástago limpio y bien vestido, de acuerdo a sus posibilidades. En fin, hay tantas cosas que se deben aprender. JURCAN, nunca nos platicó que estaba construyendo con esos rudimentarios juguetes improvisados, como lo eran: piedras, palos de paleta y tierra.
Pero hay algo en esta etapa maravillosa: LA NIÑEZ….
Volví el rostro hacia atrás y pude mirar: JURCAN, tendría de edad aproximadamente tres años o menos. La calle era angosta, ( Tetrazzini No 78, Col. Ex-Hipódromo de Peralvillo, México, D. F.), sin pavimentar. El patio en las mismas condiciones, con montoneras de tierra, piedras y escombro, por todos lados. Jugaba con un montoncillo de palos de paleta, piedras, ladrillos y tierra. Posiblemente construía algo. Estaba demasiado entretenido, no reparaba que lo estaba yo mirando. Serían aproximadamente las once del día, el sol resplandeciente emitía bastante calor, eran los meses de abril o mayo. Su señora madre lavaba algo de ropa en los lavaderos de cemento construidos en fila; característico de las vecindades del Distrito Federal. Esa mañana, la mamá de JURCAN, pensaba salir a la Lagunilla, para hacer algunas compras y desde antes había cambiado a JURCAN de ropa. Estrenaba un pantalón corto de casimir regular, color verde bandera y una camisa blanca de manga corta. Cosa que a JURCAN, no le había sido de su agrado; su señora madre, al vestirlo así lo presumió con sus hermanas. Lo que la santa mujer no tomó en cuenta que JURCAN, no apreció lo limpio ni nuevo del pantalón y se dedicó a jugar, como ya lo habíamos mencionado, con palos de paleta, tierra y piedras, a un lado del patio, fuera de su vista. JURCAN, de tan entretenido que estaba no hizo caso al deseo de hacer “pis o pipí”, pues importaba más el juego y la necesidad de orinar, se agudizó de tal manera, que apenas si tuvo tiempo de llegar al sanitario (excusado o W.C.), como es comúnmente conocido. JURCAN, no pudo impedir que se mojara la parte delantera del pantalón, momento en el cual, su señora madre se percató del suceso y “pácatelas”, que lo agarra en ese momento del brazo y le dijo: “…¡ven acá judío…, ¡mira nada más como estás!!!, ¡acaso crees que tienes a tu lavandera de planta…!!!”. Acto seguido: “Le propino tremenda felpa, lo bañó con agua fría, le puso nuevamente ropa limpia y como toda una madre amorosa, lo tomó de la mano y se lo llevó donde tenía planeado ir. JURCAN, aprendió, que se deben atender las necesidades fisiológicas de manera inmediata, pues éstas no esperan. Tuvo como experiencia, que se deben obedecer las indicaciones de los padres y cuidar su presentación, pues su señora madre se había esmerado para llevar a su vástago limpio y bien vestido, de acuerdo a sus posibilidades. En fin, hay tantas cosas que se deben aprender. JURCAN, nunca nos platicó que estaba construyendo con esos rudimentarios juguetes improvisados, como lo eran: piedras, palos de paleta y tierra.
Pero hay algo en esta etapa maravillosa: LA NIÑEZ….
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