Jurcan Uriarte Pontleca
Miembro Conocido
¡OTRA VEZ, LIBORIO!!!
En una ocasión, Don Teo, atento vecino, conociendo las cualidades de LIBORIO, lo invitó a tomarse unas copas. El pretexto fue que había llegado Jesús, ex compañero de trabajo de Don Teo., a quien simplemente se le conocía como “Chucho”. LIBORIO, es ese tipo de hombre semejante al clásico “Pancho López”, (fuerte, audaz y valiente),porque deja lo que esté haciendo y nunca dice “NO”, pero no porque sea “facilote”, simplemente es sociable y según él, “…esos momentos no tienen precio y la vida se hizo para disfrutarla…”. Además se trataba de brindar, de gustar, de “conbeber”, perdón, se dice “convivir”.
Una vez ya enfrascados en el “conbebio” (convivio), la bebida empezó a circular. Que una cervecita para el calor y para que baje la botana; que un pulquito, como buenos mexicanos, porque aunque no hubiera botana, “se dice que el pulque es nutritivo y que le falta un grado para ser carne”, y para el “desempance”, pues una copita de ron, brandy, tequila o lo que sea. Además el momento lo ameritaba y LIBORIO, fue invitado porque éste amenizaba el ambiente, ya sea contando cuentos o cantando.
Se habló ¡ufff!!, del trabajo; de los problemas familiares y en voz baja de algunas aventurillas amorosas. Lo agradable del convivio fue, que a cada comentario, LIBORIO, le adecuaba una canción. Tenía tema para todo, y se recordó desde los tiempos añejos hasta la actualidad.
Chucho estaba maravillado con LIBORIO, porque no había canción que no se supiera y como decíamos, tenía tema para cada momento.
Hubo remembranzas para cada etapa y el estado de ánimo varió gracias a los humos del alcohol --- cada canción externaba su mensaje ---.
A Chucho, ya no le interesaba si LIBORIO, cantaba bien o mal, el caso es que el rincón, donde se refugiaron, se antojaba bohemio; gracias a las canciones se recordó, se lloró, se cantó y se confesó algún pecadillo que a resumidas cuentas era el pretexto para seguir diciendo: ¡salud!!!
Todo transcurría bien; el ambiente estaba alegre y a las mil maravillas, pero quien sabe quien fue con el chisme de que LIBORIO, estaba con don Teo., o el escándalo se escuchaba hasta la calle, pero en ese momento se escucharon fuertes toquidos (golpes), en el zaguán de la casa de Don Teo.; alguien de la familia salió a ver de quien se trataba y entró precipitadamente donde se encontraba el trío de brindadores y dijo:
“--- ¡Aguas, señor LIBORIO!!! Ahí viene su domadora (esposa), y al parecer está enojada.
LIBORIO, se quedó de una pieza, tenía un semblante entre bobo, macho o espantado, y de manera estúpida le sonrió a “Chely”, su esposa, quien posiblemente esperaba alguna excusa o argumento de LIBORIO, pero éste no pudo decir nada, Don Teo se veía preocupado, pero hizo lo adecuado: presentar al amigo;
Doña Chely, quien por educación, aunque molesta respondió a la presentación; “Chucho”, en ese momento tocó discretamente el brazo de LIBORIO, y dijo:
“--- ¡Señora, mucho gusto en conocerla!...
“--- ¡Quiero felicitarla!
¡--- ¡Es Usted afortunada! Tiene un marido que canta muy bonito.
Ya me la imagino a usted en casa, de seguro le dice al señor LIBORIO:
¡--- ¡VIEJO, NO ME DES GASTO, NO’MÁS CON QUE ME CANTES ES SUFICIENTE…!!!
LIBORIO, --- con una cara que ya se la imaginarán---, quiso entonar esa canción que dice: “--- Conocí a una linda morenita y la quise muuu…”. “Chely”, dándole tremendo jalón lo saco de ahí y se lo llevó --- no creemos que al patíbulo ---, porque después lo vimos vivito y coleando.
Autor: Rafael Calderón Negrete. (Puebla, México)
Seudónimo: Jurcan Uriarte Pontleca.
04/05/2015 Derechos de Autor Reservados.©
En una ocasión, Don Teo, atento vecino, conociendo las cualidades de LIBORIO, lo invitó a tomarse unas copas. El pretexto fue que había llegado Jesús, ex compañero de trabajo de Don Teo., a quien simplemente se le conocía como “Chucho”. LIBORIO, es ese tipo de hombre semejante al clásico “Pancho López”, (fuerte, audaz y valiente),porque deja lo que esté haciendo y nunca dice “NO”, pero no porque sea “facilote”, simplemente es sociable y según él, “…esos momentos no tienen precio y la vida se hizo para disfrutarla…”. Además se trataba de brindar, de gustar, de “conbeber”, perdón, se dice “convivir”.
Una vez ya enfrascados en el “conbebio” (convivio), la bebida empezó a circular. Que una cervecita para el calor y para que baje la botana; que un pulquito, como buenos mexicanos, porque aunque no hubiera botana, “se dice que el pulque es nutritivo y que le falta un grado para ser carne”, y para el “desempance”, pues una copita de ron, brandy, tequila o lo que sea. Además el momento lo ameritaba y LIBORIO, fue invitado porque éste amenizaba el ambiente, ya sea contando cuentos o cantando.
Se habló ¡ufff!!, del trabajo; de los problemas familiares y en voz baja de algunas aventurillas amorosas. Lo agradable del convivio fue, que a cada comentario, LIBORIO, le adecuaba una canción. Tenía tema para todo, y se recordó desde los tiempos añejos hasta la actualidad.
Chucho estaba maravillado con LIBORIO, porque no había canción que no se supiera y como decíamos, tenía tema para cada momento.
Hubo remembranzas para cada etapa y el estado de ánimo varió gracias a los humos del alcohol --- cada canción externaba su mensaje ---.
A Chucho, ya no le interesaba si LIBORIO, cantaba bien o mal, el caso es que el rincón, donde se refugiaron, se antojaba bohemio; gracias a las canciones se recordó, se lloró, se cantó y se confesó algún pecadillo que a resumidas cuentas era el pretexto para seguir diciendo: ¡salud!!!
Todo transcurría bien; el ambiente estaba alegre y a las mil maravillas, pero quien sabe quien fue con el chisme de que LIBORIO, estaba con don Teo., o el escándalo se escuchaba hasta la calle, pero en ese momento se escucharon fuertes toquidos (golpes), en el zaguán de la casa de Don Teo.; alguien de la familia salió a ver de quien se trataba y entró precipitadamente donde se encontraba el trío de brindadores y dijo:
“--- ¡Aguas, señor LIBORIO!!! Ahí viene su domadora (esposa), y al parecer está enojada.
LIBORIO, se quedó de una pieza, tenía un semblante entre bobo, macho o espantado, y de manera estúpida le sonrió a “Chely”, su esposa, quien posiblemente esperaba alguna excusa o argumento de LIBORIO, pero éste no pudo decir nada, Don Teo se veía preocupado, pero hizo lo adecuado: presentar al amigo;
Doña Chely, quien por educación, aunque molesta respondió a la presentación; “Chucho”, en ese momento tocó discretamente el brazo de LIBORIO, y dijo:
“--- ¡Señora, mucho gusto en conocerla!...
“--- ¡Quiero felicitarla!
¡--- ¡Es Usted afortunada! Tiene un marido que canta muy bonito.
Ya me la imagino a usted en casa, de seguro le dice al señor LIBORIO:
¡--- ¡VIEJO, NO ME DES GASTO, NO’MÁS CON QUE ME CANTES ES SUFICIENTE…!!!
LIBORIO, --- con una cara que ya se la imaginarán---, quiso entonar esa canción que dice: “--- Conocí a una linda morenita y la quise muuu…”. “Chely”, dándole tremendo jalón lo saco de ahí y se lo llevó --- no creemos que al patíbulo ---, porque después lo vimos vivito y coleando.
Autor: Rafael Calderón Negrete. (Puebla, México)
Seudónimo: Jurcan Uriarte Pontleca.
04/05/2015 Derechos de Autor Reservados.©
Última edición: