Jurcan Uriarte Pontleca
Miembro Conocido
¡PARA QUÉ!!!
Te convidé mi paleta;
algunas veces, helado.
Yo, casquete recortado.
Tú peinabas de coleta,
Hubo juegos sin maldad
en el patio, muchas veces;
te traté como mereces
en aquella “ vecindad”,
El tiempo pasó; crecimos.
Nos llegó la adolescencia.
Ante Dios, en su presencia,
siempre juntos… prometimos.
Pronto te hiciste mujer
y por fortuna, atractiva.
por tu partida furtiva.
Nos dejamos ya de ver
Cuando te volví a encontrar,
me alegré, con tu presencia.
Note en ti, esa indiferencia
que no pudiste ocultar.
Te invadió la vanidad
por lujos extravagantes;
y te olvidaste, que antes
desbordabas humildad.
El día que te fui a buscar,
después, de otras ironías,
dijiste que no conocías
al que llegó a preguntar.
¡Ganas tuve de gritarte!
Y decirte: ¡Por piedad!
¡Dame, aunque sea amistad;
nada vengo a reclamarte
¡Cierto! Te amé..., sin prejuicios;
fue mi amor… muy fraternal.
Pero lo entendiste mal,
aunque fue un amor sin vicios.
El tiempo color de rosa,
para ti es cursilería, y
El amor jurado un día
te parece hoy, poca cosa.
La gente, tiende cambiar.
Eso…, ya lo había escuchado;
pero nunca imaginado
que me llegara a pasar.
Fue muy limpio mi cariño,
y mi amor; hoy te lo digo.
El mismo Dios, es testigo,
que te amo…, desde niño.
Todo esto, que ha pasado,
ha destrozado mi fe.
y, rogarte…, ¡Para qué!!!
Mejor no haberte encontrado
Te convidé mi paleta;
algunas veces, helado.
Yo, casquete recortado.
Tú peinabas de coleta,
Hubo juegos sin maldad
en el patio, muchas veces;
te traté como mereces
en aquella “ vecindad”,
El tiempo pasó; crecimos.
Nos llegó la adolescencia.
Ante Dios, en su presencia,
siempre juntos… prometimos.
Pronto te hiciste mujer
y por fortuna, atractiva.
por tu partida furtiva.
Nos dejamos ya de ver
Cuando te volví a encontrar,
me alegré, con tu presencia.
Note en ti, esa indiferencia
que no pudiste ocultar.
Te invadió la vanidad
por lujos extravagantes;
y te olvidaste, que antes
desbordabas humildad.
El día que te fui a buscar,
después, de otras ironías,
dijiste que no conocías
al que llegó a preguntar.
¡Ganas tuve de gritarte!
Y decirte: ¡Por piedad!
¡Dame, aunque sea amistad;
nada vengo a reclamarte
¡Cierto! Te amé..., sin prejuicios;
fue mi amor… muy fraternal.
Pero lo entendiste mal,
aunque fue un amor sin vicios.
El tiempo color de rosa,
para ti es cursilería, y
El amor jurado un día
te parece hoy, poca cosa.
La gente, tiende cambiar.
Eso…, ya lo había escuchado;
pero nunca imaginado
que me llegara a pasar.
Fue muy limpio mi cariño,
y mi amor; hoy te lo digo.
El mismo Dios, es testigo,
que te amo…, desde niño.
Todo esto, que ha pasado,
ha destrozado mi fe.
y, rogarte…, ¡Para qué!!!
Mejor no haberte encontrado
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