Francisco Escobar Bravo
Miembro Conocido
¡Quisiera despertar y ser un niño,
un crío sin apuros, sin problemas,
borrar de mi cerebro tantos temas..!
Mas no, porque les tengo hasta cariño
.
Se ve que soy dichoso cuando riño
e inmerso en resolver tantos dilemas,
pensando mi cabeza en los poemas
escritos para ver si los apiño.
Es larga la labor y estoy cansado,
mas tengo que luchar, salir triunfante,
echar la vista atrás, hacia el pasado,
y luego proseguir para adelante.
¡Las veces que en mi vida habré pensado
que haría esta misión en un instante..!
Mas llego a mi final y he conseguido
muy pocos de mis sueños infantiles,
de aquellas ilusiones juveniles
que pronto se marcharon al olvido.
¡Que sí, que está muy claro que he vivido,
que anécdotas contar puedo por miles
de gentes que, humillados y serviles,
pidieron por medrar. Yo nada pido.
Será que tengo orgullo y valentía,
que gusto de afrontar siempre de cara
las penas que me aquejan cada día,
lo cual no es en mi caso cosa rara.
Digamos que me sobra la osadía
y puede que eso mismo me ayudara.
Mas llego ya al final de mi camino
y veo que es escaso mi equipaje.
Aquello que logré no me lo traje...
¡Escrito debió estar en mi Destino!
Prosigo sin cesar, hilando fino,
con tiento, con temor de que el bagaje
se pierda por capricho de un malaje
que tenga mala sangre y muy mal vino.
Mas pienso que es mujer, luego ese nombre
no creo que aplicarse pueda al caso:
Malaje se le llama más al hombre
que tiene mal perder en su fracaso.
Mas nada existe ya que a mí me asombre
y puede ser varón y mal lo taso.
Mañana se ha de ver, eso es seguro.
Digamos hoy mejor, que es madrugada.
La noche se pasó como si nada
y tengo poco sueño, lo aseguro.
¿Qué puede reservarme ese futuro
que pronto ha de llegar? ¿Una estocada?
Ya puede presentarse una mesnada
que frente les haré. ¡Mal les auguro!
Sabré, no cabe duda, hacerles frente,
de palos les daré con gran aliento.
La cosa, por lo visto, está caliente;
me guardan, sin dudar, resentimiento.
Pues venga cara a cara el más valiente.
¡Mas traiga bien escrito el testamento!
un crío sin apuros, sin problemas,
borrar de mi cerebro tantos temas..!
Mas no, porque les tengo hasta cariño
.
Se ve que soy dichoso cuando riño
e inmerso en resolver tantos dilemas,
pensando mi cabeza en los poemas
escritos para ver si los apiño.
Es larga la labor y estoy cansado,
mas tengo que luchar, salir triunfante,
echar la vista atrás, hacia el pasado,
y luego proseguir para adelante.
¡Las veces que en mi vida habré pensado
que haría esta misión en un instante..!
Mas llego a mi final y he conseguido
muy pocos de mis sueños infantiles,
de aquellas ilusiones juveniles
que pronto se marcharon al olvido.
¡Que sí, que está muy claro que he vivido,
que anécdotas contar puedo por miles
de gentes que, humillados y serviles,
pidieron por medrar. Yo nada pido.
Será que tengo orgullo y valentía,
que gusto de afrontar siempre de cara
las penas que me aquejan cada día,
lo cual no es en mi caso cosa rara.
Digamos que me sobra la osadía
y puede que eso mismo me ayudara.
Mas llego ya al final de mi camino
y veo que es escaso mi equipaje.
Aquello que logré no me lo traje...
¡Escrito debió estar en mi Destino!
Prosigo sin cesar, hilando fino,
con tiento, con temor de que el bagaje
se pierda por capricho de un malaje
que tenga mala sangre y muy mal vino.
Mas pienso que es mujer, luego ese nombre
no creo que aplicarse pueda al caso:
Malaje se le llama más al hombre
que tiene mal perder en su fracaso.
Mas nada existe ya que a mí me asombre
y puede ser varón y mal lo taso.
Mañana se ha de ver, eso es seguro.
Digamos hoy mejor, que es madrugada.
La noche se pasó como si nada
y tengo poco sueño, lo aseguro.
¿Qué puede reservarme ese futuro
que pronto ha de llegar? ¿Una estocada?
Ya puede presentarse una mesnada
que frente les haré. ¡Mal les auguro!
Sabré, no cabe duda, hacerles frente,
de palos les daré con gran aliento.
La cosa, por lo visto, está caliente;
me guardan, sin dudar, resentimiento.
Pues venga cara a cara el más valiente.
¡Mas traiga bien escrito el testamento!