Daniel
Miembro Conocido
¿Porque tú?
Sabes, siempre me preguntan: ¿porque tú?
y siempre respondo lo mismo,
porque me ganó la fragilidad de tu sonrisa,
la que te sumerge en el abismo más profundo del alma
y te lleva en un viaje de fantasía por lugares desconocidos.
También la dulzura perfecta de tu mirada,
dos insondables lunas que saben dar la eternidad
a quién sepa mirar por detrás de tus iris,
esos que desprenden volcanes en sus enfados
y la más cálida pasión cuando el momento se presta.
Porque admiro la lucha y pelea de quién sabe lo que quiere
y está dispuesto a sacrificarlo todo, por los seres que ama,
será porque durante estos años he ido viendo
la verdad oculta de tus palabras,
el delirio inmenso de tu pena
y la hermosura que habita en tu corazón.
Mujer con mayúscula,
poeta de la luna,
amiga hasta la muerte,
compañera de momentos cálidos y fríos,
amante de la noche oscura que precede
el amanecer de todos los gemidos.
Un compendio de virtudes y defectos
que te definen como un maravilloso ser humano
y eso amor, es mucho decir.
Porque en este mundo egoísta,
consumidor de centros y agonías,
eres el reflejo de luz que alumbra mil caminos,
pero esencialmente el mío;
esa senda impetuosa, arrebatada e impulsiva
que se tornó débil cause bajo tus palabras floridas,
que trocó en miel la hiel de su guarida,
que se hizo sol para besar a su amada.
¿Porque tú?
No habría manera de expresar con palabras
cada uno de los sentimientos que grabas en mi piel e interior.
Eres el agua de este sembradío,
la pausa exacta de mi oración,
la cumbre de paz para tanta guerra
y el embalse glorioso de este humilde río.
Yo no soy poeta y ya quisiera serlo,
para engendrar el sueño del papel
con los garabatos de mi locura,
para pintar el marco de un arcoíris infinito
con el candor de este escrito,
pero si puedo asegurarte
que en el refugio de mi incongruencia,
eres el sol naciente, donde mi amor nace y crece cada día
y siempre respondo lo mismo,
porque me ganó la fragilidad de tu sonrisa,
la que te sumerge en el abismo más profundo del alma
y te lleva en un viaje de fantasía por lugares desconocidos.
También la dulzura perfecta de tu mirada,
dos insondables lunas que saben dar la eternidad
a quién sepa mirar por detrás de tus iris,
esos que desprenden volcanes en sus enfados
y la más cálida pasión cuando el momento se presta.
Porque admiro la lucha y pelea de quién sabe lo que quiere
y está dispuesto a sacrificarlo todo, por los seres que ama,
será porque durante estos años he ido viendo
la verdad oculta de tus palabras,
el delirio inmenso de tu pena
y la hermosura que habita en tu corazón.
Mujer con mayúscula,
poeta de la luna,
amiga hasta la muerte,
compañera de momentos cálidos y fríos,
amante de la noche oscura que precede
el amanecer de todos los gemidos.
Un compendio de virtudes y defectos
que te definen como un maravilloso ser humano
y eso amor, es mucho decir.
Porque en este mundo egoísta,
consumidor de centros y agonías,
eres el reflejo de luz que alumbra mil caminos,
pero esencialmente el mío;
esa senda impetuosa, arrebatada e impulsiva
que se tornó débil cause bajo tus palabras floridas,
que trocó en miel la hiel de su guarida,
que se hizo sol para besar a su amada.
¿Porque tú?
No habría manera de expresar con palabras
cada uno de los sentimientos que grabas en mi piel e interior.
Eres el agua de este sembradío,
la pausa exacta de mi oración,
la cumbre de paz para tanta guerra
y el embalse glorioso de este humilde río.
Yo no soy poeta y ya quisiera serlo,
para engendrar el sueño del papel
con los garabatos de mi locura,
para pintar el marco de un arcoíris infinito
con el candor de este escrito,
pero si puedo asegurarte
que en el refugio de mi incongruencia,
eres el sol naciente, donde mi amor nace y crece cada día
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