Yaneth Hernández
Miembro Conocido
De qué mundo hablamos,
los hombres se acusan de ser débiles
rebasan los límites de la razón
abrazan utopías que no llevan
a una auténtica solidaridad,
todo es un cadalso de los hipócritas.
Las armaduras se levantan contra el inocente
las lenguas vituperan y los enemigos
se esconden detrás de falsos intereses
ridiculizando la transparencia
que tampoco escapa de ser manipulada.
¿Qué oprime al mundo?
¿La egocéntrica sed de poder?
¿El individualismo?
¿La carencia de una conciencia más coherente?
¿El desuso de los valores?
¿La pleitesía que se le rinde a la vileza?
Surgen de los conflictos armados
comisiones, propuestas
que sólo se conciben en papel
pero la realidad continua inamovible
cada día se siembran más cruces
sobre la tierra,
y la indiferencia se instala sigilosamente,
en los cuatro puntos cardinales del planeta.
El infinito cobija, una bandera de blanco, impecable
clamando por alianzas
que desarticulen a los enemigos
y por otro lado las grandes potencias
en un silencio escalofriante,
ignoran los cuervos que extirpan ojos.
Los grandes portadores de la salvación
desgarran sus vestiduras
pidiendo unión a los pueblos
cadenas de plegarias a un cielo que hace mutis
y ¿Qué aportan ellos cuando tienen en sus manos
la guerra o la conciliación?
Mientras la política se utilicé como vehículo
para transportar ambiciones personales
dejando de lado su fin humanístico, evolutivo,
salvaguarda de los derechos universales
y la eficacia de brindar paz, libertad y felicidad
no podremos hablar de un mundo cimentado,
en la igualdad, la justicia, y en el respeto al derecho sacro a la vida.
Derechos reservados.
los hombres se acusan de ser débiles
rebasan los límites de la razón
abrazan utopías que no llevan
a una auténtica solidaridad,
todo es un cadalso de los hipócritas.
Las armaduras se levantan contra el inocente
las lenguas vituperan y los enemigos
se esconden detrás de falsos intereses
ridiculizando la transparencia
que tampoco escapa de ser manipulada.
¿Qué oprime al mundo?
¿La egocéntrica sed de poder?
¿El individualismo?
¿La carencia de una conciencia más coherente?
¿El desuso de los valores?
¿La pleitesía que se le rinde a la vileza?
Surgen de los conflictos armados
comisiones, propuestas
que sólo se conciben en papel
pero la realidad continua inamovible
cada día se siembran más cruces
sobre la tierra,
y la indiferencia se instala sigilosamente,
en los cuatro puntos cardinales del planeta.
El infinito cobija, una bandera de blanco, impecable
clamando por alianzas
que desarticulen a los enemigos
y por otro lado las grandes potencias
en un silencio escalofriante,
ignoran los cuervos que extirpan ojos.
Los grandes portadores de la salvación
desgarran sus vestiduras
pidiendo unión a los pueblos
cadenas de plegarias a un cielo que hace mutis
y ¿Qué aportan ellos cuando tienen en sus manos
la guerra o la conciliación?
Mientras la política se utilicé como vehículo
para transportar ambiciones personales
dejando de lado su fin humanístico, evolutivo,
salvaguarda de los derechos universales
y la eficacia de brindar paz, libertad y felicidad
no podremos hablar de un mundo cimentado,
en la igualdad, la justicia, y en el respeto al derecho sacro a la vida.
Derechos reservados.
