• Sabías que puedes registrarte o ingresar a tu cuenta directamente desde facebook con el botón de facebook en la parte superior de la página?

¿qué me pasa? ¿estaré salada?

¿QUÉ ME PASA? ¿ESTARÉ SALADA?

¿Qué me pasa? ¿Estaré salada? Es una expresión común cuando aparece lo que conocemos como “mala racha”; sobre todo si hay continuidad en ciertos sucesos que hacen notar la secuencia de calamidades y todo lo que atosigan a la persona o a la familia. Tanto que no queda más remedio que decir: “¡nada más falta que un perro me orine!”.

Pues bien, recientemente a una familia le sucedió un accidente, al poco tiempo otro y otro; enseguida una serie de calamidades, después, “aparentemente” las cosas, se tranquilizaron.

Todo empezó con un accidente. Nuestro personaje estuvo incapacitada por un tiempo considerable y tuvo que valerse por “sí misma”, naturalmente que utilizando diferentes medios para sobreponerse a la inactividad ---ya que “detesta estar quieta”---, según ella:
todo por un “mugroso accidente.

¡Y hay que admirarla!, ya que su incapacidad no logró tenerla quieta ---pese a que el médico le indicó “reposo absoluto”---. ¡Pero gracias a su necedad! demostró que el ser humano, cuando se lo propone, sale adelante.


Nuestro citado personaje quiso hacer creer que estaba en franca mejoría --- aunque la verdad era otra ---. Optó por mandar a volar los objetos que durante varios meses utilizó como apoyo para su recuperación: silla de ruedas y andadera. Solamente que su racha de calamidades no terminó ahí, ya que al parecer, le pesa una “DEMANDA DE CARÁCTER JUDICIAL”. La razón:

“Durante su periodo de convalecencia,” su teléfono celular y su perro “LEO”, fueron sus amigos inseparables; el primero para comunicarse y el segundo, digamos, para “cualquier cosa”, además, “LEO”, para ella, "su consentido," por tenerle un afecto especial; ¡Era único!


Nuestro personaje, su celular y el perro “LEO”, se hicieron inseparables.

Lamentablemente, en una ocasión, debido a un descuido, el teléfono celular cayó en un recipiente con agua; ---aparentemente no sufrió gran daño---; algunas personas le aconsejaron, que dicho teléfono quedara expuesto al sol, para que se secara y con el calor solar volvería a funcionar.


Ni tarda ni perezosa, así lo hizo. Al momento de acudir y levantarlo del lugar después del secado, se le ocurrió a “LEO”, el perro,
”orinarse sobre el celular”.
¡Véase esto como un incidente cotidiano o mejor como una acción milagrosa!: Nuestro personaje, ciega del coraje olvidó sus molestias musculares debido a las heridas y secuelas que quedan por las lesiones. Con maravillosos reflejos, arremetió a golpes al pobre “LEO”.



El perro se “quejó a las autoridades”. Ya nos enteraremos qué sucederá después...
 

LeticiaM

Miembro Conocido
¿QUÉ ME PASA? ¿ESTARÉ SALADA?

¿Qué me pasa? ¿Estaré salada? Es una expresión común cuando aparece lo que conocemos como “mala racha”; sobre todo si hay continuidad en ciertos sucesos que hacen notar la secuencia de calamidades y todo lo que atosigan a la persona o a la familia. Tanto que no queda más remedio que decir: “¡nada más falta que un perro me orine!”.

Pues bien, recientemente a una familia le sucedió un accidente, al poco tiempo otro y otro; enseguida una serie de calamidades, después, “aparentemente” las cosas, se tranquilizaron.

Todo empezó con un accidente. Nuestro personaje estuvo incapacitada por un tiempo considerable y tuvo que valerse por “sí misma”, naturalmente que utilizando diferentes medios para sobreponerse a la inactividad ---ya que “detesta estar quieta”---, según ella:
todo por un “mugroso accidente.

¡Y hay que admirarla!, ya que su incapacidad no logró tenerla quieta ---pese a que el médico le indicó “reposo absoluto”---. ¡Pero gracias a su necedad! demostró que el ser humano, cuando se lo propone, sale adelante.


Nuestro citado personaje quiso hacer creer que estaba en franca mejoría --- aunque la verdad era otra ---. Optó por mandar a volar los objetos que durante varios meses utilizó como apoyo para su recuperación: silla de ruedas y andadera. Solamente que su racha de calamidades no terminó ahí, ya que al parecer, le pesa una “DEMANDA DE CARÁCTER JUDICIAL”. La razón:

“Durante su periodo de convalecencia,” su teléfono celular y su perro “LEO”, fueron sus amigos inseparables; el primero para comunicarse y el segundo, digamos, para “cualquier cosa”, además, “LEO”, para ella, "su consentido," por tenerle un afecto especial; ¡Era único!


Nuestro personaje, su celular y el perro “LEO”, se hicieron inseparables.

Lamentablemente, en una ocasión, debido a un descuido, el teléfono celular cayó en un recipiente con agua; ---aparentemente no sufrió gran daño---; algunas personas le aconsejaron, que dicho teléfono quedara expuesto al sol, para que se secara y con el calor solar volvería a funcionar.


Ni tarda ni perezosa, así lo hizo. Al momento de acudir y levantarlo del lugar después del secado, se le ocurrió a “LEO”, el perro,
”orinarse sobre el celular”.
¡Véase esto como un incidente cotidiano o mejor como una acción milagrosa!: Nuestro personaje, ciega del coraje olvidó sus molestias musculares debido a las heridas y secuelas que quedan por las lesiones. Con maravillosos reflejos, arremetió a golpes al pobre “LEO”.



El perro se “quejó a las autoridades”. Ya nos enteraremos qué sucederá después...
jejejeje que original prosa,muy graciosa y con buena originalidad,cariños.
 

RADIO EN VIVO

Donar

Versos Compartidos en Facebook

Arriba