Desbordado, roto ese lago
de oscuro y caliente hospedaje,
de paz y amor regalado.
Nace de ti la primera tormenta,
la primera lluvia su llanto.
Y tu al fin consolada,
pero rota por ese dolor,
con el que se abre paso,
le acoges en tus brazos,
le das calma y sosiego,
juntas tu monte y tu cielo,
y das de beber a esa estrella.
Desaparece a poco esa tormenta,
dejándonos ver tu milagro,
ese azul claro y bello que nos das.
Nosotros afortunados también,
solo podemos humildente,
darte las gracias mujer.
de oscuro y caliente hospedaje,
de paz y amor regalado.
Nace de ti la primera tormenta,
la primera lluvia su llanto.
Y tu al fin consolada,
pero rota por ese dolor,
con el que se abre paso,
le acoges en tus brazos,
le das calma y sosiego,
juntas tu monte y tu cielo,
y das de beber a esa estrella.
Desaparece a poco esa tormenta,
dejándonos ver tu milagro,
ese azul claro y bello que nos das.
Nosotros afortunados también,
solo podemos humildente,
darte las gracias mujer.