SANDRA BLANCO
Administradora - JURADO
A mi madre
Tu destino fue duro, naciste sufriendo y así se fueron signando casi todos los años de tu vida, viviste una historia de amor como pocas y te la arrancaron, pero te dejaron lo más hermoso, como decías vos, quedé yo.
Juntas fuimos caminando por un sendero empinado, siempre unidas, atravesamos sufrimientos y alegrías, siempre juntas.
Partiste demasiado temprano mamá y me quedó tu ausencia, no pude pasarte un soplo de vida ni siquiera a través de mis manos que estuvieron unidas a las tuyas hasta tu último suspiro.
Vos me viste nacer y yo te vi morir.
Mamá mi vida nunca será la misma desde que te marchaste, te extraño tanto, tanto, perdí a mi mejor amiga, a mi compañera, a mi cómplice, perdí una parte de mí, aunque te lleve en mi alma.
La casa sigue palpitando en el silencio de tu cansado paso, tú cuarto vacío me lleva a mirarlo tantas veces esperando encontrarte, pero no estás, te marchaste.
Aun escribiendo estas letras se me empañan los ojos, como tantas horas de tantos días, esta herida no sana solo se suaviza, te quise y te quiero con el alma.
No estaba preparada para perderte aunque sabía que te irías.
Te amo y te lo dije todos los días de tu vida y hace casi tres años te lo digo todos los días hacia el cielo.
Hiciste de mí lo que soy y me diste la fuerza necesaria hasta para afrontar tu partida.
Tu destino fue duro, naciste sufriendo y así se fueron signando casi todos los años de tu vida, viviste una historia de amor como pocas y te la arrancaron, pero te dejaron lo más hermoso, como decías vos, quedé yo.
Juntas fuimos caminando por un sendero empinado, siempre unidas, atravesamos sufrimientos y alegrías, siempre juntas.
Partiste demasiado temprano mamá y me quedó tu ausencia, no pude pasarte un soplo de vida ni siquiera a través de mis manos que estuvieron unidas a las tuyas hasta tu último suspiro.
Vos me viste nacer y yo te vi morir.
Mamá mi vida nunca será la misma desde que te marchaste, te extraño tanto, tanto, perdí a mi mejor amiga, a mi compañera, a mi cómplice, perdí una parte de mí, aunque te lleve en mi alma.
La casa sigue palpitando en el silencio de tu cansado paso, tú cuarto vacío me lleva a mirarlo tantas veces esperando encontrarte, pero no estás, te marchaste.
Aun escribiendo estas letras se me empañan los ojos, como tantas horas de tantos días, esta herida no sana solo se suaviza, te quise y te quiero con el alma.
No estaba preparada para perderte aunque sabía que te irías.
Te amo y te lo dije todos los días de tu vida y hace casi tres años te lo digo todos los días hacia el cielo.
Hiciste de mí lo que soy y me diste la fuerza necesaria hasta para afrontar tu partida.