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A Santos Discépolo

Enrique Santos Discépolo (Argentina, 1901-1951)
Poeta, compositor, actor y autor teatral.
Escribió entre otros tangos:
Cambalache, Que va cha ché, Yiya yira…

Señor Santos Discépolo:

En la primera treintena del pasado siglo veinte
sus canciones impregnadas de lunfardo y sentimiento
expresaron descarnadas su absoluto desencanto
por un mundo pervertido sin principios ni moral.

Sus palabras advertían del barullo que imperaba,
de cómo habían caído al olvido los valores
y la ambición material se paseaba triunfal.

Que ser recto era tozudo y ser noble necedad;
que la honradez era broma y el dinero lo ideal.
Que para nada valía ser un ciudadano honesto,
porque sin duda el abyecto en todos casos vencía.

Que en un mundo indiferente a nadie importaba el otro
y existía oído sordo al reclamo del decente.

Respetado señor Santos, debo decirle que ahora,
aunque pasaron los años, nada a mejor volteó.
Caducaron las conciencias, se agigantó la violencia,
el dinero es ese dios por el que fácil se mata
y la dignidad de otrora, hoy a ninguno maniata.

La insobornable justicia perdió su preciada venda
y aquella proba balanza que tiempo atrás ostentó,
volvióse artero artilugio de mañosa inequidad,
que obedeciendo a sobornos se inclina al mejor postor.

Ser correcto está en desuso y ser rapaz es la moda.
Políticos, abogados, empresarios, constructores,
profesores, magistrados, predicadores, doctores,…
al tiempo y de forma igual enterraron su moral
y cual taimados rapaces despojan sin un puñal.
No hay esperanza a la vista, abruma la impunidad,
imperan la podredumbre y una atroz desigualdad.

Hoy los humildes perecen a puertas de un hospital
que sólo quiere acoger a quienes tienen con qué.
Hoy matan a los mendigos para limpiar la ciudad
desplazan a campesinos para quitarles sus tierras
y engañan a los ingenuos para afianzar un poder.

Es un mundo sin escrúpulos carente de probidad
donde unos cuantos burgueses dominan aquí y allá.
Un mundo distorsionado donde pulula el dinero
en manos de unos contados magnates y gobernantes
mientras millones de gentes no tienen ni para un pan.

Señor Santos Discépolo

Usted contó el desencanto que le agobió en su momento
y con hondo escepticismo desnudó esa realidad.
Con desaliento le expreso que el actual siglo veintiuno
a pesar de sus avances sigue siendo porquería
donde imperan día a día el ultraje y la maldad.
 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
Enrique Santos Discépolo (Argentina, 1901-1951)
Poeta, compositor, actor y autor teatral.
Escribió entre otros tangos:
Cambalache, Que va cha ché, Yiya yira…

Señor Santos Discépolo:

En la primera treintena del pasado siglo veinte
sus canciones impregnadas de lunfardo y sentimiento
expresaron descarnadas su absoluto desencanto
por un mundo pervertido sin principios ni moral.

Sus palabras advertían del barullo que imperaba,
de cómo habían caído al olvido los valores
y la ambición material se paseaba triunfal.

Que ser recto era tozudo y ser noble necedad;
que la honradez era broma y el dinero lo ideal.
Que para nada valía ser un ciudadano honesto,
porque sin duda el abyecto en todos casos vencía.

Que en un mundo indiferente a nadie importaba el otro
y existía oído sordo al reclamo del decente.

Respetado señor Santos, debo decirle que ahora,
aunque pasaron los años, nada a mejor volteó.
Caducaron las conciencias, se agigantó la violencia,
el dinero es ese dios por el que fácil se mata
y la dignidad de otrora, hoy a ninguno maniata.

La insobornable justicia perdió su preciada venda
y aquella proba balanza que tiempo atrás ostentó,
volvióse artero artilugio de mañosa inequidad,
que obedeciendo a sobornos se inclina al mejor postor.

Ser correcto está en desuso y ser rapaz es la moda.
Políticos, abogados, empresarios, constructores,
profesores, magistrados, predicadores, doctores,…
al tiempo y de forma igual enterraron su moral
y cual taimados rapaces despojan sin un puñal.
No hay esperanza a la vista, abruma la impunidad,
imperan la podredumbre y una atroz desigualdad.

Hoy los humildes perecen a puertas de un hospital
que sólo quiere acoger a quienes tienen con qué.
Hoy matan a los mendigos para limpiar la ciudad
desplazan a campesinos para quitarles sus tierras
y engañan a los ingenuos para afianzar un poder.

Es un mundo sin escrúpulos carente de probidad
donde unos cuantos burgueses dominan aquí y allá.
Un mundo distorsionado donde pulula el dinero
en manos de unos contados magnates y gobernantes
mientras millones de gentes no tienen ni para un pan.

Señor Santos Discépolo

Usted contó el desencanto que le agobió en su momento
y con hondo escepticismo desnudó esa realidad.
Con desaliento le expreso que el actual siglo veintiuno
a pesar de sus avances sigue siendo porquería
donde imperan día a día el ultraje y la maldad.


Wowwwww te aplaudo de pie,tremendo poema que no deja nada sin ver,una cruda realidad la que muestran tus versos que bien podría ser la letra de un tango,me encanto el poema Jorge,te felicito,un gusto leerte,gracias por compartir,un beso grande.
 
Wowwwww te aplaudo de pie,tremendo poema que no deja nada sin ver,una cruda realidad la que muestran tus versos que bien podría ser la letra de un tango,me encanto el poema Jorge,te felicito,un gusto leerte,gracias por compartir,un beso grande.

Muchas gracias con tus palabras, SANDRA. Cuando uno ve las cosas que suceden en nuestros pueblos, quedan poca alegría en el alma.

Un abrazo.
 
Última edición:
Interesante el tema que nos compartes porque así nos conocemos al señor santos Discépolo.
Siempre es grato leerte Jorge. Saludos cordiales
 

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