Jorge Toro
Miembro Conocido
Amante soy de la tierra
y amante de su belleza…
Amante de los silencios
en los parajes remotos,
de los encendidos cielos
con sus crepúsculos rojos;
del mirar la luna llena
sentado de cara al mar,
o las fulgentes estrellas
en una noche estival.
Amante del vasto campo,
de las enormes montañas,
de los blancuzcos nevados
y las diáfanas cascadas;
de los ríos sosegados
del rocío de los pastos,
los árboles centenarios
y bosques inexplorados.
Amante del raudo viento
que silba por la pradera,
del chubasco pasajero
que riega la fértil tierra;
de las prodigiosas aves
tan libres como no hay otras,
vagando tierras y mares
con sus alas portentosas.
Amante del parco otoño
y su gris melancolía,
de los deshojados troncos
al pie de las avenidas
y de sus hojas marchitas
tapizando las aceras;
y las horas de ventiscas
al calor de una taberna.
Amante de primaveras
cuando todo reverdece
la existencia se renueva
y se avivan los quereres:
el sol calienta las palmas,
los cielos se hacen azules;
la alegría nos abarca
y el jolgorio nos seduce.
Amante soy de la vida
y amante de su alegría…
Amante de aquellos niños
de sonrisa candorosa
con los ojos sorprendidos
y manos que todo exploran;
que a poco van descubriendo
lo novedoso a su mundo
y que pronuncian "te quiero"
con su corazón desnudo.
Amante de la sonrisa
espontánea en la boca,
de la palabra sentida
y del abrazo que arropa,
de quien levanta la frente
sin complejo por lo pulcra,
del que sigue lo que cree
y no renuncia a su ruta.
Amante soy de lo bello
y amante de mis ensueños…
Amante de los pecados
que nos llenan de alegría,
de las noches en que ambos
compartimos las caricias,
de sus ojos entornados
que me persiguen ansiosos,
de su aliento entrecortado
si con mi boca la exploro.
Amante de quien me atrae
y me brinda sus calores,
de quien siempre satisface
mis apetitos feroces,
de toda completa ella
que siempre su amor me da
y llena mi vida entera
de plena felicidad.
y amante de su belleza…
Amante de los silencios
en los parajes remotos,
de los encendidos cielos
con sus crepúsculos rojos;
del mirar la luna llena
sentado de cara al mar,
o las fulgentes estrellas
en una noche estival.
Amante del vasto campo,
de las enormes montañas,
de los blancuzcos nevados
y las diáfanas cascadas;
de los ríos sosegados
del rocío de los pastos,
los árboles centenarios
y bosques inexplorados.
Amante del raudo viento
que silba por la pradera,
del chubasco pasajero
que riega la fértil tierra;
de las prodigiosas aves
tan libres como no hay otras,
vagando tierras y mares
con sus alas portentosas.
Amante del parco otoño
y su gris melancolía,
de los deshojados troncos
al pie de las avenidas
y de sus hojas marchitas
tapizando las aceras;
y las horas de ventiscas
al calor de una taberna.
Amante de primaveras
cuando todo reverdece
la existencia se renueva
y se avivan los quereres:
el sol calienta las palmas,
los cielos se hacen azules;
la alegría nos abarca
y el jolgorio nos seduce.
Amante soy de la vida
y amante de su alegría…
Amante de aquellos niños
de sonrisa candorosa
con los ojos sorprendidos
y manos que todo exploran;
que a poco van descubriendo
lo novedoso a su mundo
y que pronuncian "te quiero"
con su corazón desnudo.
Amante de la sonrisa
espontánea en la boca,
de la palabra sentida
y del abrazo que arropa,
de quien levanta la frente
sin complejo por lo pulcra,
del que sigue lo que cree
y no renuncia a su ruta.
Amante soy de lo bello
y amante de mis ensueños…
Amante de los pecados
que nos llenan de alegría,
de las noches en que ambos
compartimos las caricias,
de sus ojos entornados
que me persiguen ansiosos,
de su aliento entrecortado
si con mi boca la exploro.
Amante de quien me atrae
y me brinda sus calores,
de quien siempre satisface
mis apetitos feroces,
de toda completa ella
que siempre su amor me da
y llena mi vida entera
de plena felicidad.
