José Luis Blázquez
JURADO - MODERADOR de los Foros de Poética Clásica
Antes de que abordéis la lectura de la poesía que os voy a presentar, considero indispensable que explique brevemente el origen de la misma, ya que de no hacerlo así, podría seguramente sorprender su contenido.
Corría el año 1969, y una compañera de trabajo me contó su historia. Desde hacía algún tiempo, salía con un hombre del que estaba locamente enamorada. El sentimiento era mutuo, pero llegó un momento en que él no quiso hacerla más daño y le confesó la verdad: estaba casado y tenía varios hijos. Ante esta dolorosa realidad de estar viviendo un amor imposible, los dos tomaron la determinación de decirse "adiós", pero ella, conocedora de mis habilidades poéticas, me pidió a mí que le hiciera una poesía de despedida. Creo que es lo que más trabajo me ha costado hacer en mi vida, ya que tuve que "meterme" en la piel de aquella mujer para pensar lo que sentiría yo si viviese una situación semejante.
Debo advertir que la poesía fue compuesta en una de las dos clases que hay de silvas, concretamente la denominada "Silva arromanzada", que mezcla versos de 7 y 11 sílabas con rima asonante en los pares. Curiosamente, me salió sin pensarlo con rima asonante en los impares, y así la dejé.
Y ya, sin más dilación, os la ofrezco tal y como fue concebida:
Corría el año 1969, y una compañera de trabajo me contó su historia. Desde hacía algún tiempo, salía con un hombre del que estaba locamente enamorada. El sentimiento era mutuo, pero llegó un momento en que él no quiso hacerla más daño y le confesó la verdad: estaba casado y tenía varios hijos. Ante esta dolorosa realidad de estar viviendo un amor imposible, los dos tomaron la determinación de decirse "adiós", pero ella, conocedora de mis habilidades poéticas, me pidió a mí que le hiciera una poesía de despedida. Creo que es lo que más trabajo me ha costado hacer en mi vida, ya que tuve que "meterme" en la piel de aquella mujer para pensar lo que sentiría yo si viviese una situación semejante.
Debo advertir que la poesía fue compuesta en una de las dos clases que hay de silvas, concretamente la denominada "Silva arromanzada", que mezcla versos de 7 y 11 sílabas con rima asonante en los pares. Curiosamente, me salió sin pensarlo con rima asonante en los impares, y así la dejé.
Y ya, sin más dilación, os la ofrezco tal y como fue concebida:
AMOR IMPOSIBLE
Te quiero tanto, Luis, que a veces pienso
qué dichoso sería
en un abrazo eterno
poder unir dos almas
que sólo por amor están muriendo.
Orgulloso de mí puedes sentirte,
porque tanto te quiero,
con un amor tan puro
tan hondo y tan sincero
que sólo soy feliz cuando a tu lado
tu suave acariciar de cerca siento.
Tu imagen me acompaña a todas horas
y vive fija así en mi pensamiento:
de día inunda mi alma enamorada
y cuando ya del sueño
se entrega al fin mi corazón cansado
me veo junto a ti. Cuando despierto
una tristeza me acongoja el alma
cuando serena pienso
que tú no eres de mí, sino de aquélla
que a tus hijos albergue dio en su seno.
Y aunque tú no la quieres, el destino
-que siempre ha sido cruento-
quiso que yo de ti me enamorara
y sufriera en silencio...
Adiós es la palabra que mis labios
desean pronunciar, pero no puedo.
¿Acaso, Luis, es un pecado amarnos
como tú y yo lo hacemos?
¿Tendremos que estar siempre condenados
a separados ya, seguir sufriendo?
De lágrimas mis ojos
se inundan, Luis, con este pensamiento.
Y luego, vida mía
al transcurrir el tiempo
quedará en nuestras vidas
la huella de este amor puro y sincero,
y al volver otra vez la primavera
y con ella venir amores nuevos
mi enamorado espíritu ya entonces
sólo tendrá el recuerdo de tus besos.
José Luis Blázquez Gómez
Todos los derechos reservados
Certificado nº. 1012128052365
Te quiero tanto, Luis, que a veces pienso
qué dichoso sería
en un abrazo eterno
poder unir dos almas
que sólo por amor están muriendo.
Orgulloso de mí puedes sentirte,
porque tanto te quiero,
con un amor tan puro
tan hondo y tan sincero
que sólo soy feliz cuando a tu lado
tu suave acariciar de cerca siento.
Tu imagen me acompaña a todas horas
y vive fija así en mi pensamiento:
de día inunda mi alma enamorada
y cuando ya del sueño
se entrega al fin mi corazón cansado
me veo junto a ti. Cuando despierto
una tristeza me acongoja el alma
cuando serena pienso
que tú no eres de mí, sino de aquélla
que a tus hijos albergue dio en su seno.
Y aunque tú no la quieres, el destino
-que siempre ha sido cruento-
quiso que yo de ti me enamorara
y sufriera en silencio...
Adiós es la palabra que mis labios
desean pronunciar, pero no puedo.
¿Acaso, Luis, es un pecado amarnos
como tú y yo lo hacemos?
¿Tendremos que estar siempre condenados
a separados ya, seguir sufriendo?
De lágrimas mis ojos
se inundan, Luis, con este pensamiento.
Y luego, vida mía
al transcurrir el tiempo
quedará en nuestras vidas
la huella de este amor puro y sincero,
y al volver otra vez la primavera
y con ella venir amores nuevos
mi enamorado espíritu ya entonces
sólo tendrá el recuerdo de tus besos.
José Luis Blázquez Gómez
Todos los derechos reservados
Certificado nº. 1012128052365