Yuretzis Garcia
Miembro Activo
Aniversario
Te amo en la abundancia y en la escasez,
en el desierto y en el oasis.
Te amo en el calor del abrazo y en el frío de la tempestad.
Te amo en la pesada costumbre del día a día,
en los días que quieren parecerse a otros.
Te amo cuando me llamas Ángel y cuando te muerdo los labios,
te amo en la oscuridad de la alcoba y en la luz de nuestro lecho.
Te amo con los enojos y con las excitantes reconciliaciones.
Te amo en la calma y en la pasión desmedida.
Te amo en la inocencia anunciada y las caricias espontáneas.
Te amo en tu mirada suave, en los secretos que llevas diseñados en la piel,
en la agonía de la distancia, cuando nuestras sábanas se vuelven arena y también cuando la bañamos de un sudor incontrolable.
Te amo en ese enojo infundado y en esa sonrisa de sol naciente.
Te amo con cada latido de este humano corazón,
con la fuerza de una mujer que se hace viento cuando pronuncias su nombre,
que se hace fuego cuando recibe tus manos de seda,
que se hace agua cuando tienes sed,
que sería capaz de traerte en fragmentos el cielo y la montaña más alta solo para que apoyes en ellos, tus sueños de hermoso soñador.
Se están rompiendo los límites que esperaban frenar tantos pensamientos.
Ahora todos hablan y en coro entonan tu nombre.
Delicioso es sentir tu aroma, amado esposo, en un aniversario como este.
Te amo en la abundancia y en la escasez,
en el desierto y en el oasis.
Te amo en el calor del abrazo y en el frío de la tempestad.
Te amo en la pesada costumbre del día a día,
en los días que quieren parecerse a otros.
Te amo cuando me llamas Ángel y cuando te muerdo los labios,
te amo en la oscuridad de la alcoba y en la luz de nuestro lecho.
Te amo con los enojos y con las excitantes reconciliaciones.
Te amo en la calma y en la pasión desmedida.
Te amo en la inocencia anunciada y las caricias espontáneas.
Te amo en tu mirada suave, en los secretos que llevas diseñados en la piel,
en la agonía de la distancia, cuando nuestras sábanas se vuelven arena y también cuando la bañamos de un sudor incontrolable.
Te amo en ese enojo infundado y en esa sonrisa de sol naciente.
Te amo con cada latido de este humano corazón,
con la fuerza de una mujer que se hace viento cuando pronuncias su nombre,
que se hace fuego cuando recibe tus manos de seda,
que se hace agua cuando tienes sed,
que sería capaz de traerte en fragmentos el cielo y la montaña más alta solo para que apoyes en ellos, tus sueños de hermoso soñador.
Se están rompiendo los límites que esperaban frenar tantos pensamientos.
Ahora todos hablan y en coro entonan tu nombre.
Delicioso es sentir tu aroma, amado esposo, en un aniversario como este.