isidro4755parra@gmail.com
Miembro Conocido
Cómo extraño el aroma de flor de tu cabello
cascada interminable de incógnitos amores,
tu nombre su destello
le dio, y flugor de Estrella le arranca sus ardores.
El Cielo presuntuoso,el azul de su esfera
le brindó a su manera,
el Sol del mediodía
le dio con gran misterio su luz y su armonía
y vistieron los montes tu fresca cabellera.
¡De tu luz y figura!
quien pudiera beberse sus mágicos caminos;
escuchando los ecos de sus pasos divinos.
No habrá pálidas sombras que opaquen tu hermosura,
ni se oculten buscando el fin de tus destinos.
¡Mujer esplendorosa!
la ausencia de los años se nota en tu semblante,
con tu porte y dulzura pareces una Diosa,
cargas con la esperanza de un deseo anhelante.
Que vientos silenciosos de ráfagas sencillas
con enigmas sonoros te traigan dulce amor,
que acaricien tus pechos bordeando sus orillas
y le den a tu cuerpo el brillo del honor.
De carne revestidas:
se eslabonan tus penas en gotas confundidas,
se abandona el error, se ilumina la cuna,
se secan las mejillas, se levantan los ojos;
y a pesar de su aroma, de míseros antojos,
enmudecen sus labios, nada envidia a la Luna.
21/05/2014
Ysidro Parra-Venezuela
Reservados Derechos de Autor.
cascada interminable de incógnitos amores,
tu nombre su destello
le dio, y flugor de Estrella le arranca sus ardores.
El Cielo presuntuoso,el azul de su esfera
le brindó a su manera,
el Sol del mediodía
le dio con gran misterio su luz y su armonía
y vistieron los montes tu fresca cabellera.
¡De tu luz y figura!
quien pudiera beberse sus mágicos caminos;
escuchando los ecos de sus pasos divinos.
No habrá pálidas sombras que opaquen tu hermosura,
ni se oculten buscando el fin de tus destinos.
¡Mujer esplendorosa!
la ausencia de los años se nota en tu semblante,
con tu porte y dulzura pareces una Diosa,
cargas con la esperanza de un deseo anhelante.
Que vientos silenciosos de ráfagas sencillas
con enigmas sonoros te traigan dulce amor,
que acaricien tus pechos bordeando sus orillas
y le den a tu cuerpo el brillo del honor.
De carne revestidas:
se eslabonan tus penas en gotas confundidas,
se abandona el error, se ilumina la cuna,
se secan las mejillas, se levantan los ojos;
y a pesar de su aroma, de míseros antojos,
enmudecen sus labios, nada envidia a la Luna.
21/05/2014
Ysidro Parra-Venezuela
Reservados Derechos de Autor.
Última edición: