angela rodriguez
Miembro Conocido
Cadáveres de mariposas.
Andaba por ahí buscando nada entre todo
escuchando melodías de piano
como cada domingo,
miré a la cama y vi a mi musa despertarse
de un salto como ántes
esta vez no andaba ojerosa ni triste o pesadumbrosa
se la veía tranquila y ¡qué cantidad de versos traía!
Me encontré en todo
una vieja caja llena de polvo
ya no la recordaba
dentro están guardadas un montón de mariposas muertas
versos secos, una carta tuya escrita en tintan negra,
en una esquina ocultas; un montón de lágrimas secas
junto a una rosa gris ya muerta y una argolla plateada
opaca y solitaria… tal como esta mañana.
Ya no recuerdo para que guardé esta caja
me alegra que las lágrimas estén secas al fin allí guardadas
salieron recuerdos de esta caja como el polvo que voló al soplarla
curiosamente mi musa los mira tranquila y calmada
y mi pluma negra de punta plateada
no llora versos
solo los escribe como si nada.
Se han muerto tantas cosas
lo dicen aquellos cadáveres de mariposas
la melodía del piano fuerte arrasa a mi musa
y la empuja a dictarme versos
como antes pero sin lágrimas
mientras dejo que la pluma deslice en la hoja
relatos que no cuentan nada.
Miro y cuento sin poder llegar al final
los cadáveres de mariposas
y ahora pienso ¿de dónde han salido tantas?
sigo escuchando el piano
quisiera ser tan hábil para tocarlo
como para escribirlo cuando mi musa lo ha bailado.
Pierdo la cuenta
de las mariposas
miro la argolla sobre el colchón de lágrimas secas
¡carajo! Al fin no me produce nada
y mi musa seria me pregunta al oído
¿segura? Y aunque lo pienso un poco
asiento confirmada
y es extraño no extrañarla.
Vuelvo a guardarla
y a las mariposas muertas algunas ya sin alas
las dejo sin retomar la cuenta
aunque no se bien para que vuelvo a guardarlas…
Angela Rodríguez.
Colombia.
Derechos reservados.
2017.
Andaba por ahí buscando nada entre todo
escuchando melodías de piano
como cada domingo,
miré a la cama y vi a mi musa despertarse
de un salto como ántes
esta vez no andaba ojerosa ni triste o pesadumbrosa
se la veía tranquila y ¡qué cantidad de versos traía!
Me encontré en todo
una vieja caja llena de polvo
ya no la recordaba
dentro están guardadas un montón de mariposas muertas
versos secos, una carta tuya escrita en tintan negra,
en una esquina ocultas; un montón de lágrimas secas
junto a una rosa gris ya muerta y una argolla plateada
opaca y solitaria… tal como esta mañana.
Ya no recuerdo para que guardé esta caja
me alegra que las lágrimas estén secas al fin allí guardadas
salieron recuerdos de esta caja como el polvo que voló al soplarla
curiosamente mi musa los mira tranquila y calmada
y mi pluma negra de punta plateada
no llora versos
solo los escribe como si nada.
Se han muerto tantas cosas
lo dicen aquellos cadáveres de mariposas
la melodía del piano fuerte arrasa a mi musa
y la empuja a dictarme versos
como antes pero sin lágrimas
mientras dejo que la pluma deslice en la hoja
relatos que no cuentan nada.
Miro y cuento sin poder llegar al final
los cadáveres de mariposas
y ahora pienso ¿de dónde han salido tantas?
sigo escuchando el piano
quisiera ser tan hábil para tocarlo
como para escribirlo cuando mi musa lo ha bailado.
Pierdo la cuenta
de las mariposas
miro la argolla sobre el colchón de lágrimas secas
¡carajo! Al fin no me produce nada
y mi musa seria me pregunta al oído
¿segura? Y aunque lo pienso un poco
asiento confirmada
y es extraño no extrañarla.
Vuelvo a guardarla
y a las mariposas muertas algunas ya sin alas
las dejo sin retomar la cuenta
aunque no se bien para que vuelvo a guardarlas…
Angela Rodríguez.
Colombia.
Derechos reservados.
2017.
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