Alejandro Guardiola
Miembro Conocido
Camisa atada a mi espalda
lumbre que ya no calienta
por tanto sendero oscuro
el alma rota y deshecha
No se aclara el horizonte
y mi andar yace perdido
un solo sueño en la mente
donde te me has escondido
A mi puerta una mañana
me llegó buscando amparo
muy triste y desconsolada
sin cariño ni consuelo
Entre su boca y mi boca
se juntaron las miradas
y el volcán que eso provoca
de pasiones entregadas
El temblor de una caricia
el roce de nuestros labios
resurgiendo en primavera
en amores de primera
Quedaste en brazos de un beso
tu cuerpo desmadejado
sobre tu pecho dormido
donde quebraba el aliento
Y grito llamando al viento
por ese camino incierto
de la pena y del tormento
empañando mis cristales
Navego en tu sepultura
recordando aquella tarde
y quisiera irme contigo
pues mi vivir ya es en balde
Las cuerdas de mi guitarra
tañen sus notas amargas
y las perlas se deslizan
las penas que son del alma
lumbre que ya no calienta
por tanto sendero oscuro
el alma rota y deshecha
No se aclara el horizonte
y mi andar yace perdido
un solo sueño en la mente
donde te me has escondido
A mi puerta una mañana
me llegó buscando amparo
muy triste y desconsolada
sin cariño ni consuelo
Entre su boca y mi boca
se juntaron las miradas
y el volcán que eso provoca
de pasiones entregadas
El temblor de una caricia
el roce de nuestros labios
resurgiendo en primavera
en amores de primera
Quedaste en brazos de un beso
tu cuerpo desmadejado
sobre tu pecho dormido
donde quebraba el aliento
Y grito llamando al viento
por ese camino incierto
de la pena y del tormento
empañando mis cristales
Navego en tu sepultura
recordando aquella tarde
y quisiera irme contigo
pues mi vivir ya es en balde
Las cuerdas de mi guitarra
tañen sus notas amargas
y las perlas se deslizan
las penas que son del alma