Cual principio de mórbido misterio
son sus ojos reflejo de un mañana,
espejos de pasión que se desgrana,
guardianes de mi eterno cautiverio.
No mirarlos es pena dolorosa,
es tormento que nunca se termina,
es delirio que al alma contamina,
es vivir de manera fatigosa.
No me importa su dueña presuntuosa
ni me afecta el dolor que me genera
al tratarme de forma ignominiosa
por causa de belleza pasajera
que la obliga a sentirse majestuosa,
y detras de ese muro se atrinchera.
Dib Gali /2014
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