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Carnes hambrientas

Tempestad, en los suburbios de mi cuerpo,
se desgarra mi piel al contacto de tu mirada
me evaporas,
la arquitectura de mi firmeza se desploma
vibro en los segundos de tu pestañear,
el tiempo se deprime en un rincón.

Mis brazos se deshacen al roce de tu cintura
ardo
estallo,
un animal al asecho es mi vientre,
me haces cautiva de tus rejas
domas la fragilidad que exagero.

Y al encontrarse las carnes hambrientas
se apagan las estrellas.

Comienza el festín.

Derechos reservados.
 
Tempestad, en los suburbios de mi cuerpo,
se desgarra mi piel al contacto de tu mirada
me evaporas,
la arquitectura de mi firmeza se desploma
vibro en los segundos de tu pestañear,
el tiempo se deprime en un rincón.

Mis brazos se deshacen al roce de tu cintura
ardo
estallo,
un animal al asecho es mi vientre,
me haces cautiva de tus rejas
domas la fragilidad que exagero.

Y al encontrarse las carnes hambrientas
se apagan las estrellas.

Comienza el festín.

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YANETH

¡Cómo llevas sutil y delicadamente a la pasión!

Abrazos y besos poéticos
desde mi balcón quiteño
de geranios multicromáticos,

Guillermo.

 

Maria Jose

Miembro Conocido
Apasionados versos descritos con delicadeza, es un bonito contraste en el juego del amor.
Encantada de leerte querida amiga.
Besos.
 

amada

Moderadora del Foro Compartiendo Tristezas
Tempestad, en los suburbios de mi cuerpo,
se desgarra mi piel al contacto de tu mirada
me evaporas,
la arquitectura de mi firmeza se desploma
vibro en los segundos de tu pestañear,
el tiempo se deprime en un rincón.

Mis brazos se deshacen al roce de tu cintura
ardo
estallo,
un animal al asecho es mi vientre,
me haces cautiva de tus rejas
domas la fragilidad que exagero.

Y al encontrarse las carnes hambrientas
se apagan las estrellas.

Comienza el festín.

Derechos reservados.
Preciosos y candentes versos que evocan pasión...saludos amiga.
 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
Tempestad, en los suburbios de mi cuerpo,
se desgarra mi piel al contacto de tu mirada
me evaporas,
la arquitectura de mi firmeza se desploma
vibro en los segundos de tu pestañear,
el tiempo se deprime en un rincón.

Mis brazos se deshacen al roce de tu cintura
ardo
estallo,
un animal al asecho es mi vientre,
me haces cautiva de tus rejas
domas la fragilidad que exagero.

Y al encontrarse las carnes hambrientas
se apagan las estrellas.

Comienza el festín.

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Un poema muy bello que destila unas anisas al placer de forma magistral,precioso poema,un gusto leerte,gracias por compartir,un beso grande.
 

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