Confesión
Abro la puerta de algún libro
y en ellos veo el nombre de Neruda,
Pablo escribe y en ello describe
lo que la poesía me transmite.
Se hunden mis ojos en los versos
de Benedetti y viajo a las historias
que confiesan; como un clérigo
me guardo las confesiones de su tinta.
Hermoso y delirante es el mundo
de Huidobro, saco pasaporte y visito
la lejanía de sus vientos, canto a
ritmo pausado la impresión de cada forma.
Pero te confieso que lo que más amo,
amor, es leer tu sonrisa
que se dibuja frente a mis ojos,
es la poesía de tu aliento cuando respiras,
es el verso de tu piel cuando te palpo;
son las mágicas notas de tus labios cuando
hablan las que me enamoran, es tu dulce
cabello que se sujeta al aliento del aire
lo que me atrapa, tus ojos abiertos al mundo
alumbran el propósito de amarte; y si
te amo, te amo por la lluvia de tu presencia,
porque eres un diluvio que da vida.
En las alas de tu fuego existe el Edén,
mi tierra prometida, dulce, veraniega
y apacible, como el cantar de una Oda.
Abro la puerta de algún libro
y en ellos veo el nombre de Neruda,
Pablo escribe y en ello describe
lo que la poesía me transmite.
Se hunden mis ojos en los versos
de Benedetti y viajo a las historias
que confiesan; como un clérigo
me guardo las confesiones de su tinta.
Hermoso y delirante es el mundo
de Huidobro, saco pasaporte y visito
la lejanía de sus vientos, canto a
ritmo pausado la impresión de cada forma.
Pero te confieso que lo que más amo,
amor, es leer tu sonrisa
que se dibuja frente a mis ojos,
es la poesía de tu aliento cuando respiras,
es el verso de tu piel cuando te palpo;
son las mágicas notas de tus labios cuando
hablan las que me enamoran, es tu dulce
cabello que se sujeta al aliento del aire
lo que me atrapa, tus ojos abiertos al mundo
alumbran el propósito de amarte; y si
te amo, te amo por la lluvia de tu presencia,
porque eres un diluvio que da vida.
En las alas de tu fuego existe el Edén,
mi tierra prometida, dulce, veraniega
y apacible, como el cantar de una Oda.
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