Francisco Escobar Bravo
Miembro Conocido
Contra viento y marea irá mi barca,
no me arredran ni el viento ni las olas
porque sé que jamás estaré a solas
si a mi Dios tengo cerca y se me embarca.
Y hasta el fin, que será cuando la Parca
se decida a venir no quiero trolas.
Solamente coraje y dos pistolas
donde muescas haré como una marca.
Contarán los rivales abatidos,
las mujeres que un día conquisté,
los pecados de orgullo cometidos
y las veces que, ¡ay, mísero!, pequé.
Lo demás nada importa si en sus nidos
me recuerdan los hijos que engendré.
Mi labor no la doy por terminada,
mi trabajo prosigo hasta el final
que será cuando escuche la llamada
para bien, puede ser, o para mal.
No se acaba tan pronto la jornada,
pues prosigo esperando la señal
de la muerte y, entonces, en su umbral
ya por fin la daré por terminada.
Será luego, conclusa ya mi vida,
cuando tenga ocasión de decidir
si es que quiero jugar otra partida
si permiten el juego repetir.
Mas sospecho que no. Que lo decida
el que tiene en Sus manos mi vivir.
Pues si acaso renueva mi existencia,
¡qué trabajo tendría la mujer
que al amar con pasión me diera el ser!
¡Cuán tremendo castigo y qué paciencia!
No sería muy justa la sentencia
de tener que, otra vez, verme crecer.
Pero dicen que existe, al parecer,
otra vida y lo afirman con frecuencia.
Puede ser, no lo dudo, esto ser cierto
y quizás pueda ser, en realidad.
Como sea, primero hay que haber muerto
con la sola excepción, eso es verdad,
de quien vino a morir por a un buen puerto
conducir a esta loca Humanidad.
No tengo la conciencia muy tranquila,
cometí sin pensar un gran pecado;
pero nunca a ninguno le he robado,
cosa vil que es frecuente y que se estila.
¿Para qué, si al final en la mochila
no podremos llevarlo a ningún lado?
Pero el hombre es tan bruto y tan errado
que en pensar que es tal cual nunca cavila.
Nos pasamos la vida atesorando,
olvidamos al prójimo y, total,
para qué me pregunto. Porque cuando
arribemos al puerto dará igual.
Necesario sería que, pensando,
a la postre pensemos que es normal.
Es sabido: El cristal,
dependiendo según tenga el color,
hace ver si es acierto o si es error.
no me arredran ni el viento ni las olas
porque sé que jamás estaré a solas
si a mi Dios tengo cerca y se me embarca.
Y hasta el fin, que será cuando la Parca
se decida a venir no quiero trolas.
Solamente coraje y dos pistolas
donde muescas haré como una marca.
Contarán los rivales abatidos,
las mujeres que un día conquisté,
los pecados de orgullo cometidos
y las veces que, ¡ay, mísero!, pequé.
Lo demás nada importa si en sus nidos
me recuerdan los hijos que engendré.
Mi labor no la doy por terminada,
mi trabajo prosigo hasta el final
que será cuando escuche la llamada
para bien, puede ser, o para mal.
No se acaba tan pronto la jornada,
pues prosigo esperando la señal
de la muerte y, entonces, en su umbral
ya por fin la daré por terminada.
Será luego, conclusa ya mi vida,
cuando tenga ocasión de decidir
si es que quiero jugar otra partida
si permiten el juego repetir.
Mas sospecho que no. Que lo decida
el que tiene en Sus manos mi vivir.
Pues si acaso renueva mi existencia,
¡qué trabajo tendría la mujer
que al amar con pasión me diera el ser!
¡Cuán tremendo castigo y qué paciencia!
No sería muy justa la sentencia
de tener que, otra vez, verme crecer.
Pero dicen que existe, al parecer,
otra vida y lo afirman con frecuencia.
Puede ser, no lo dudo, esto ser cierto
y quizás pueda ser, en realidad.
Como sea, primero hay que haber muerto
con la sola excepción, eso es verdad,
de quien vino a morir por a un buen puerto
conducir a esta loca Humanidad.
No tengo la conciencia muy tranquila,
cometí sin pensar un gran pecado;
pero nunca a ninguno le he robado,
cosa vil que es frecuente y que se estila.
¿Para qué, si al final en la mochila
no podremos llevarlo a ningún lado?
Pero el hombre es tan bruto y tan errado
que en pensar que es tal cual nunca cavila.
Nos pasamos la vida atesorando,
olvidamos al prójimo y, total,
para qué me pregunto. Porque cuando
arribemos al puerto dará igual.
Necesario sería que, pensando,
a la postre pensemos que es normal.
Es sabido: El cristal,
dependiendo según tenga el color,
hace ver si es acierto o si es error.
