Blanca Hernandez
Miembro Conocido
Luisa sube los escalones, hasta el segundo piso del
edificio, vuelve del trabajo, deja la cartera y las llaves y se dirige al dormitorio, allí está él Jaime el amor de su vida, quién sufrió un accidente y no puede mover su mano y su pierna derecha y es apenas movible, su brazo y pierna izquierda.
Pero Luisa no se da por vencida, ella sigue levantándolo, bañándolo y dándole de comer. Jaime está todavía en rehabilitación pero apenas se puede mover, le llevará mucho tiempo valerse por si mismo. Luisa desea sus abrazos, pero por ahora es ella quién lo abraza y lo mima mientra lo alienta, ella siente una imperceptible sucesión de cambios, pequeños y
sutiles, no se ve crecer una planta aunque la mires siempre, pero un día nos damos cuenta que ha crecido .Luisa ve en Jaime algunas señales, a veces es tocarla con su mano izquierda como queriéndola abrazar, otras
es una semi sonrisa que le transforma el rostro y en vez de ofrecerle el pecho para que se recueste es Luisa quién lo contiene, le cuenta de su trabajo de sus nuevas amigas, a quienes invitará un día a su casa para que lo conozcan, jamás ella le demuestra lo que su corazón
siente, sus angustias esfuerzos y cansancios.
Ella sabe que tenía un hombre solidario, cariñoso que la protegía y la amaba, capaz de timonear cualquier barco a través de los mares de la vida, ahora es ella la capitana
de ese barco, capaz de cruzar los mares más embravecidos.
A veces le gustaría que él le hablara con palabras de amor como antes, con todos los sueños que tenían, pero Jaime
solo la mira, y la besa a veces, mostrando alguna lágrima.
Otras veces el le deja un hondo suspiro, él sabe que contará con Luisa, porque cuando el amor es tan grande, se sortean todos los sacrificios, y ellos se aman demasiado.
Cuando Luisa se va a trabajar, le deja todo pronto en la mesa junto a la cama, y siempre una esquela diciéndole cuanto lo ama.
Fin
edificio, vuelve del trabajo, deja la cartera y las llaves y se dirige al dormitorio, allí está él Jaime el amor de su vida, quién sufrió un accidente y no puede mover su mano y su pierna derecha y es apenas movible, su brazo y pierna izquierda.
Pero Luisa no se da por vencida, ella sigue levantándolo, bañándolo y dándole de comer. Jaime está todavía en rehabilitación pero apenas se puede mover, le llevará mucho tiempo valerse por si mismo. Luisa desea sus abrazos, pero por ahora es ella quién lo abraza y lo mima mientra lo alienta, ella siente una imperceptible sucesión de cambios, pequeños y
sutiles, no se ve crecer una planta aunque la mires siempre, pero un día nos damos cuenta que ha crecido .Luisa ve en Jaime algunas señales, a veces es tocarla con su mano izquierda como queriéndola abrazar, otras
es una semi sonrisa que le transforma el rostro y en vez de ofrecerle el pecho para que se recueste es Luisa quién lo contiene, le cuenta de su trabajo de sus nuevas amigas, a quienes invitará un día a su casa para que lo conozcan, jamás ella le demuestra lo que su corazón
siente, sus angustias esfuerzos y cansancios.
Ella sabe que tenía un hombre solidario, cariñoso que la protegía y la amaba, capaz de timonear cualquier barco a través de los mares de la vida, ahora es ella la capitana
de ese barco, capaz de cruzar los mares más embravecidos.
A veces le gustaría que él le hablara con palabras de amor como antes, con todos los sueños que tenían, pero Jaime
solo la mira, y la besa a veces, mostrando alguna lágrima.
Otras veces el le deja un hondo suspiro, él sabe que contará con Luisa, porque cuando el amor es tan grande, se sortean todos los sacrificios, y ellos se aman demasiado.
Cuando Luisa se va a trabajar, le deja todo pronto en la mesa junto a la cama, y siempre una esquela diciéndole cuanto lo ama.
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