Blanca Hernandez
Miembro Conocido
Si en Uruguay las olas majestuosas
se duermen en la arena de las playas,
y como las silvestres flores perfumadas
es en su suave tapiz una atalaya,
cuando en el mar fúlgido o sereno
arden los astros por la noche umbría,
mi pecho de una feliz melancolía
y confuso pudor se siente lleno,
un puro gorjeo surge de las ramas
a pesar de la quietud del mediodía.
En el fresco verdor de sus entrañas
siente mi pecho una feliz melodía
cuenta el viento al oído de las hojas
las silvestres historias legendarias,
en el sauce, de su copa un vente veo
su grito templado al viento lanza,
mi alma verá del mundo la ruina
a la futura eternidad quizás ligada,
entre el orgullo y flaqueza mía
las ansias locas, de tener un mañana.
se duermen en la arena de las playas,
y como las silvestres flores perfumadas
es en su suave tapiz una atalaya,
cuando en el mar fúlgido o sereno
arden los astros por la noche umbría,
mi pecho de una feliz melancolía
y confuso pudor se siente lleno,
un puro gorjeo surge de las ramas
a pesar de la quietud del mediodía.
En el fresco verdor de sus entrañas
siente mi pecho una feliz melodía
cuenta el viento al oído de las hojas
las silvestres historias legendarias,
en el sauce, de su copa un vente veo
su grito templado al viento lanza,
mi alma verá del mundo la ruina
a la futura eternidad quizás ligada,
entre el orgullo y flaqueza mía
las ansias locas, de tener un mañana.
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