Acerté con el jardín, acerté con la rosa
la que nunca expone, su espina dolosa;
pues la felicidad no está, en ir a la luna
ni en el lento vagar, acumulando fortuna.
Sí, estoy completamente seguro;
acierto es que te reciban con un beso
el que yo ni he pedido, ni facturo
que te despidan con un “te quiero”
como si cada dia fuera, el primero.
Acerté, con quien perdona mis defectos,
con quien vive por mi lo mejor de su vida
con quien hace de mi, su seguro electo
y cura, sin dudar, la abierta herida
hasta que queda cerrada y toda sana
al tibio calor, de un hogar con lumbre
gozado, mientras macera una tisana
y la felicidad se convierte en costumbre.
la que nunca expone, su espina dolosa;
pues la felicidad no está, en ir a la luna
ni en el lento vagar, acumulando fortuna.
Sí, estoy completamente seguro;
acierto es que te reciban con un beso
el que yo ni he pedido, ni facturo
que te despidan con un “te quiero”
como si cada dia fuera, el primero.
Acerté, con quien perdona mis defectos,
con quien vive por mi lo mejor de su vida
con quien hace de mi, su seguro electo
y cura, sin dudar, la abierta herida
hasta que queda cerrada y toda sana
al tibio calor, de un hogar con lumbre
gozado, mientras macera una tisana
y la felicidad se convierte en costumbre.