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Cuando la pena

Cuando la pena anida en el alma
se siente muy cerca sus dagas cercenando nuestros sueños.
Cuando el dolor toca nuestros ojos,
sentimos su lanzada profunda.

Ay, la pena hoy quiso dormirse entre mis huesos,

sombrear mis pasos
y aniquilar mis sueños.

Yo mujer guerrera indomable

No he podido con ella.
Me vence son sus halcones del miedo
con sus constantes malestares.
¡Estoy exhausta!
Alcánceme un vaso con agua:
tengo sed de amor,
sed de paz,
sed de descanso.
Hastío.

Mi pena solo yo la vivo y conozco

solo a mí me carcome el alma.
El monstruo de la enfermedad
me envuelve con sus fauces hambrientas.
Yo en mi lecho frío
le combato pero me vence
me tira contra el suelo, se ríe de mí.
¡Se agigantan sus espolones en mi cuarto!
Y me traga el pozo profundo de la desesperación y el desconsuelo:
Lloro.
Rezo
y vuelvo a llorar.
¿Cuando acabarán estos colores del calvario a dónde yo no quise venir?
Busco un banco de descanso para mi pena.


Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
 

amada

Moderadora del Foro Compartiendo Tristezas
Cuando la pena te envuelve, te agarra y no te suelta.....pero si tienes fortaleza esta te dará las fuerzas para seguir en esta vida difícil, pero es la nuestra....gracias por compartir...un abrazo poetisa...te saludo con el alma.
 

Azalea Diaz

Miembro Conocido
Edith, mi reina, te abrazo con toda la fuerza de mi alma.Te mando un poco de mi fuerza, que te llene el alma y te levantes como la guerrera que eres.
Vamos Edith, levántate y lucha, se puede, mi corazón. Te quiero, amiga!! Eres una perla preciosa del Señor.
 
Cuando la pena anida en el alma
se siente muy cerca sus dagas cercenando nuestros sueños.
Cuando el dolor toca nuestros ojos,
sentimos su lanzada profunda.

Ay, la pena hoy quiso dormirse entre mis huesos,
sombrear mis pasos
y aniquilar mis sueños.

Yo mujer guerrera indomable
No he podido con ella.
Me vence son sus halcones del miedo
con sus constantes malestares.
¡Estoy exhausta!
Alcánceme un vaso con agua:
tengo sed de amor,
sed de paz,
sed de descanso.
Hastío.

Mi pena solo yo la vivo y conozco
solo a mí me carcome el alma.
El monstruo de la enfermedad
me envuelve con sus fauces hambrientas.
Yo en mi lecho frío
le combato pero me vence
me tira contra el suelo, se ríe de mí.
¡Se agigantan sus espolones en mi cuarto!
Y me traga el pozo profundo de la desesperación y el desconsuelo:
Lloro.
Rezo
y vuelvo a llorar.
¿Cuando acabarán estos colores del calvario a dónde yo no quise venir?
Busco un banco de descanso para mi pena.


Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
Genial y profundo, Edith. Me encantó!!!
Saludos cordiales.
 

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