Jorge Toro
Miembro Conocido
Te pienso y me asaltan ganas
de por sorpresa llamarte
y sin reservas hablarte
de mis tristezas arcanas.
Decirte que en las mañanas
al despertar solitario
mi vida advierto un calvario
al comprender que tu ausencia
es la forzosa experiencia
que debo encarar a diario.
Te pienso y hay remembranza
de aquél pasado glorioso
donde logramos el gozo
que solo el amor alcanza.
Y sopeso en la balanza
lo que alcanzamos unidos,
los anhelos conseguidos
contra cuanto vivo ahora:
un vacío que devora
mis sesos y mis sentidos.
Te pienso y escalofríos
me llegan inesperados
y mis brazos desolados
se abrazan, pero vacíos.
Y pensamientos sombríos
- que son ahora costumbre -
acuden con reciedumbre
para mostrarme un presente
en absoluto carente
de alguna mínima lumbre.
Te pienso y me da vergüenza
por tanto que deshicimos
después de aquello que fuimos
y ahora nada compensa.
No hay pretexto de defensa
para saldar los pecados
que por orgullos airados
desviaron nuestros caminos
y volvieron anodinos
los sueños tan anhelados.
Te pienso y saladas gotas
me ruedan por las mejillas
me flaquean las rodillas
y escucho voces remotas...
Somos solo un par de idiotas
que renunciamos al goce
que casi nadie conoce,
por defender posiciones
en anodinas cuestiones
y hacer un drama de un roce.
Te pienso y un gran despecho
-como antes nunca sufriera-
el pálpito me acelera
y me apuñala en el pecho.
Y suspirando maltrecho
observo mi hogar vacío
- aquél que era tuyo y mío -
y una infinita amargura
impregnada de censura
mi cuerpo llena de frío…
de por sorpresa llamarte
y sin reservas hablarte
de mis tristezas arcanas.
Decirte que en las mañanas
al despertar solitario
mi vida advierto un calvario
al comprender que tu ausencia
es la forzosa experiencia
que debo encarar a diario.
Te pienso y hay remembranza
de aquél pasado glorioso
donde logramos el gozo
que solo el amor alcanza.
Y sopeso en la balanza
lo que alcanzamos unidos,
los anhelos conseguidos
contra cuanto vivo ahora:
un vacío que devora
mis sesos y mis sentidos.
Te pienso y escalofríos
me llegan inesperados
y mis brazos desolados
se abrazan, pero vacíos.
Y pensamientos sombríos
- que son ahora costumbre -
acuden con reciedumbre
para mostrarme un presente
en absoluto carente
de alguna mínima lumbre.
Te pienso y me da vergüenza
por tanto que deshicimos
después de aquello que fuimos
y ahora nada compensa.
No hay pretexto de defensa
para saldar los pecados
que por orgullos airados
desviaron nuestros caminos
y volvieron anodinos
los sueños tan anhelados.
Te pienso y saladas gotas
me ruedan por las mejillas
me flaquean las rodillas
y escucho voces remotas...
Somos solo un par de idiotas
que renunciamos al goce
que casi nadie conoce,
por defender posiciones
en anodinas cuestiones
y hacer un drama de un roce.
Te pienso y un gran despecho
-como antes nunca sufriera-
el pálpito me acelera
y me apuñala en el pecho.
Y suspirando maltrecho
observo mi hogar vacío
- aquél que era tuyo y mío -
y una infinita amargura
impregnada de censura
mi cuerpo llena de frío…
