Olimpia Era
Miembro Conocido
A todos quiero contarles, lo que sucede este caluroso verano, pues tenemos un vecino… un poquito…¿marrano?
No sabe lo que es el mocho, el pobre ignorante, ni deja que vaya nadie, a limpiarle y echarle un desodorante.
Nunca tiene ropa tendida, ¿es que tendrá secadora?, antes, cuando sacaba las sábanas a la terracita a airear, todo el vecindario, las ventanas tenía que cerrar, pero de eso… hace mucho y todos nos hemos hecho más mayores.
Bueno, pues este vecino, en verano recoge comida y no la pone al frigorífico, con lo cual, a veces, creemos que se ha matado, del olor infernal.
Pero el mundo es muy curioso, lo que a nosotros nos parece asqueroso, a otros les parece un banquete genial y así fue como sus ratas, sus moscas, y ahora… sus cucarachas son las más hermosas del barrio.
Venida una nueva vecina, que obsesa es por la limpieza, vino a vivir frente a él y… Dios bendito, esto está siendo peor que lo de Babel.
La señorita, ha empezado a poner toda clase de insecticidas, algunos muy poderosos, lo sé, pues casi me cuestan la vida.
Así entre tantas peleas, como que las cucarachas no gustan de ese mal ambiente y decidieron por fin, repartirse por todo el edificio.
No sé si sabrán, lo fácil que tienen las cucarachas, eso de procrear. Bueno, un escándalo se montó en mi casa al ver la primera, todos dijimos, ha subido de abajo, matalá y ya está.
De ya está, nada, luego vinieron dos, y luego tres… y así, vayan ustedes sacando cuentas.
Nosotros: que si insecticidas especializados, todo remedio casero que nos contaban, que si cebos, que…. Que hay que llamar al fumigador, pues no hay otra solución, al menos las de esta raza.
Tenían que haber visto, como pasamos del chillido al “…buenos días cuki, ¿me pasas el peine?, o el cepillo o demás….
Y al cocinar… cukis que no es apto para vosotras. Mi marido las llamaba patitas, yo creo que estuvo tan cerca de perder la razón que decía que las oía andar… fíjate… llegamos a un punto que la gata y la perra las saludaban al pasar.
Recuerdo el vecino de enfrente, que quiso marcarse un gol, llamándonos marranos y dijo: …yo no tengo ni una. Una no, cuando le levantaron para poner los muebles nuevos de cocina, tenía más huevos que en una granja de pollos. Nosotros muy amables comentamos: te dijimos que fumigaras…
Pero claro, como tú no tenías… ni una… Ni una, ni dos ni tres, una comunidad entera, o es que habían venido con los bebes a una convención.
Bueno, para calma y paz de todos, les diré que nuestras extrañadas cukis o patitas, como les llamaba mi marido, se han ido a otro lado con el fumigador, eso sí, preparen una pasta.
Concha Balada
ESPAÑA 04/08/15
Reservados los Derechos del Autor
No sabe lo que es el mocho, el pobre ignorante, ni deja que vaya nadie, a limpiarle y echarle un desodorante.
Nunca tiene ropa tendida, ¿es que tendrá secadora?, antes, cuando sacaba las sábanas a la terracita a airear, todo el vecindario, las ventanas tenía que cerrar, pero de eso… hace mucho y todos nos hemos hecho más mayores.
Bueno, pues este vecino, en verano recoge comida y no la pone al frigorífico, con lo cual, a veces, creemos que se ha matado, del olor infernal.
Pero el mundo es muy curioso, lo que a nosotros nos parece asqueroso, a otros les parece un banquete genial y así fue como sus ratas, sus moscas, y ahora… sus cucarachas son las más hermosas del barrio.
Venida una nueva vecina, que obsesa es por la limpieza, vino a vivir frente a él y… Dios bendito, esto está siendo peor que lo de Babel.
La señorita, ha empezado a poner toda clase de insecticidas, algunos muy poderosos, lo sé, pues casi me cuestan la vida.
Así entre tantas peleas, como que las cucarachas no gustan de ese mal ambiente y decidieron por fin, repartirse por todo el edificio.
No sé si sabrán, lo fácil que tienen las cucarachas, eso de procrear. Bueno, un escándalo se montó en mi casa al ver la primera, todos dijimos, ha subido de abajo, matalá y ya está.
De ya está, nada, luego vinieron dos, y luego tres… y así, vayan ustedes sacando cuentas.
Nosotros: que si insecticidas especializados, todo remedio casero que nos contaban, que si cebos, que…. Que hay que llamar al fumigador, pues no hay otra solución, al menos las de esta raza.
Tenían que haber visto, como pasamos del chillido al “…buenos días cuki, ¿me pasas el peine?, o el cepillo o demás….
Y al cocinar… cukis que no es apto para vosotras. Mi marido las llamaba patitas, yo creo que estuvo tan cerca de perder la razón que decía que las oía andar… fíjate… llegamos a un punto que la gata y la perra las saludaban al pasar.
Recuerdo el vecino de enfrente, que quiso marcarse un gol, llamándonos marranos y dijo: …yo no tengo ni una. Una no, cuando le levantaron para poner los muebles nuevos de cocina, tenía más huevos que en una granja de pollos. Nosotros muy amables comentamos: te dijimos que fumigaras…
Pero claro, como tú no tenías… ni una… Ni una, ni dos ni tres, una comunidad entera, o es que habían venido con los bebes a una convención.
Bueno, para calma y paz de todos, les diré que nuestras extrañadas cukis o patitas, como les llamaba mi marido, se han ido a otro lado con el fumigador, eso sí, preparen una pasta.
Concha Balada
ESPAÑA 04/08/15
Reservados los Derechos del Autor
