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De vagones y locomotoras

Maria Jose

Miembro Conocido


Una locomotora quedó aparcada, junto con tres vagones, en la cochera en donde descansan los viejos trenes cansados de caminar. Allí se miraban unos a otros comparando sus estados: alguno estaba oxidado, otro tenía abolladuras que para él eran cicatrices, también había uno cuyos cristales de las ventanillas habían perdido el brillo y la transparencia por el paso del tiempo, pero todos ellos sabían mucho de caminos y de gente, de idas y venidas, de encuentros y despedidas, por algo eran trenes. Ahora habían quedado como exposición en un museo ferroviario.
Niños y mayores los visitaban en su descanso, generalmente eran los domingos el día de mayor afluencia. La locomotora, así como los vagones, observaban al mismo tiempo a la gente, los escuchaban hablar, oían lo entendidos que eran algunos y les gustaba que los tocaran, que entraran en su interior y se sentaran en sus asientos, les gustaba el contacto con la gente, siempre había sido así. Pero entre máquina y vagones había uno que era de mercancías; aquel era muy serio, no sabía del contacto humano, toda su vida se la pasó transportando materiales. La gente le molestaba, no soportaba el ruido de los niños que se paraban delante de él mirándolo de arriba abajo e imitando el sonido de una bocina -¡ puuu... puuu!.- exclamaban mientras hacían un gesto con el brazo como tirando de algo.
-Míralos, qué ruidosos, qué llorones, por no decir lo pequeños que son, que no levantan ni un palmo del suelo- Para él los domingos era el peor día de la semana.
Cierto día hubo una reunión en el ayuntamiento del pueblo, el alcalde, junto con varios concejales y un grupo de vecinos que se hacían llamar "Amigos de los trenes" llegaron al acuerdo de poner en marcha un proyecto especialmente bonito para aquellas máquinas que descansaban en el aburrimiento.
Dado que el antiguo trazado por el que concurrían las vías aún estaba bajo las hierbas salvajes que habían ido creciendo, aprovechando aquel abandono, se acordó de recuperar el circuito hasta donde fuera posible y poner en marcha lo que iban a llamar "Un paseo por el recuerdo".
Se pusieron todos manos a la obra, limpiaron las vías, arreglaron los tramos en los que había algún desperfecto y trazaron un nuevo camino de vuelta al lugar desde donde estaba previsto que partiera el tren. El recorrido final quedaría en una distancia que al paso de la vieja locomotora supondría una hora, un paseíto estupendo para no cansarse.
Ellos se asustaron cuando comenzaron a moverlos y a meterse en su interior para observarlos detenidamente, para arreglarlos y ponerlos más guapos. Qué nervios, qué incertidumbre, pensaban que los iban a mandar a la chatarra, pero poco a poco empezaron a coger confianza, sobre todo cuando la locomotora, que era muy lista, se dio cuenta de que si fueran a desmontarlos no llevarían el cuidado que les demostraban, a ella misma, sin ir más lejos, esa misma mañana le habían limpiado la caldera y revisado los frenos, los vagones también lo apreciaron puesto que a uno le habían forrado los asientos con terciopelo rojo y a otro le habían pulido los cristales dejándoselos brillantes, aquello prometía algo bueno.
Cuando estuvieron perfectas las vías, fueron depositados uno a uno sobre ellas en un orden establecido: primero iba la locomotora y enganchada a ella el vagón de los cristales, a continuación el de los asientos rojos y por último y cerrando el convoy, el mercancías, es decir, el serio.
El día de la inauguración fue toda una fiesta, tiraron cohetes, acudió la banda municipal regalándoles una alegre sinfonía, el sol se sumó al evento y como no podía ser de otra manera acudieron mayores y niños. ¡Qué majestuoso se veía aquel tren envuelto en una nubecita de vapor!, respiraba alegría por los cuatro costados. La gente comenzó a subir y, curiosamente, todos los niños querían ir en el descapotable que, para poder sentarse, fue habilitado con un banco corrido en forma de U.
-¡Ya vienen!- decía él cuando vio que se le acercaban aquellos de un palmo de altura, -no había otro vagón, no, -refunfuñaba-
El trayecto fue delicioso para todos, cruzaron un valle en el que en ambos lados podían verse caballos pastando sobre la hierba y a lo lejos se divisaba la arboleda, estaban los árboles tan juntos que parecía una muralla verde; después les tocó subir una cuesta empinada en la que al bajar la cima aparecía el mar delante de los ojos. En aquel momento el sol hacía que sobre la superficie azul del agua parecieran haber mariposas revoloteando en brillos, eso dijo una mamá, o palomitas de maíz flotando, así le pareció a un niño. Un poco más adelante el giro, y vuelta a la estación.
Cuando el tren se detuvo todo fueron aplausos y el vagón de mercancías, por primera vez en su vida ¡sonrió!
luego dijo en voz baja: la próxima vez que salgamos de paseo me pido todos los niños.
La locomotora lo escuchó y soltó un alegre silbido.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

 

Lyliam

Miembro Conocido
Bien, puede que sea un relato para niños pero a mi me gustaría ir en el último vagón y volverlo feliz a Mercancías. Viendo todo el paisaje sin ventanas que interrumpan la belleza del verde y el brillo de las aguas. Hace tantos años que no viajo en tren...gracias por el paseo Duendecito, yo me prendo en cada emprendimiento tuyo, se que tendrá un final feliz jajajjaj. Besotes hermosa.
 

Maria Jose

Miembro Conocido
Bien, puede que sea un relato para niños pero a mi me gustaría ir en el último vagón y volverlo feliz a Mercancías. Viendo todo el paisaje sin ventanas que interrumpan la belleza del verde y el brillo de las aguas. Hace tantos años que no viajo en tren...gracias por el paseo Duendecito, yo me prendo en cada emprendimiento tuyo, se que tendrá un final feliz jajajjaj. Besotes hermosa.
Ay Lily...si para los mayores me gustan los finales felices, cuánto más para los peques. Como me conoces jajjaja. Besos graaandes grandes.
He vuelto...será posible que se me haya olvidado darte las gracias....qué cabeza la mía. ¡Gracias!
 
Última edición:

Maria Jose

Miembro Conocido
Me deje llevar por esas letras...para viajar al mundo que todos llevamos dentro...un placer leerte...mis cariños
Y yo te agradezco mucho que te hayas dado un paseo por estas letras, el mundo infantil es el primero que todos hemos conocido por eso pienso que no es malo volver a su fantasía de cuando en cuando. Un abrazo con cariño Maru.
 

MARIPOSA NEGRA

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ahh precioso cuento María José, los niños tienen la cualidad de endulzar al más amargo corazón, un enorme placer leerte, besos
 

Maria Jose

Miembro Conocido
ahh precioso cuento María José, los niños tienen la cualidad de endulzar al más amargo corazón, un enorme placer leerte, besos
Eso es verdad Mariposa Negra, una señora me dijo un día que en una casa siempre deberían haber niños o flores y estoy de acuerdo. Un placer tu visita, muchas gracias y me alegra que te gustara éste cuento.
Besos.
 
Estas son las historias que llegan al corazón si bien es infantil tiene un profundo contenido humano.
¡Hermosa prosa!
Un fuerte abrazo
 
Una prosa Infantil que atrapa desde principio, haciendo que un lector como yo, llegue a imaginarse toda la historia y participar en la inauguración del trayecto, pero montado en el vagón de mercancías, junto a los niños, jajaja y esa historia pasada a los humanos, yo diría que aquél que nunca a tenido compañía, no logra entender a las personas y sobre todo, a los niños y una vez que ha conseguido entenderlos, no se quiere deshacer de ellos, jajaja. Un deleite estar en su iluminación Sra. María José.
Le deseo un buen día con mi consideración.
 
Hermosisima historia, bella, tierna, y absolutamente dulce, como siempre con esa maestría que le imprimes a tus letras. Felicitaciones María José por esta bellisima prosa, reputación y saludos amiga poeta
 

Maria Jose

Miembro Conocido
Una prosa Infantil que atrapa desde principio, haciendo que un lector como yo, llegue a imaginarse toda la historia y participar en la inauguración del trayecto, pero montado en el vagón de mercancías, junto a los niños, jajaja y esa historia pasada a los humanos, yo diría que aquél que nunca a tenido compañía, no logra entender a las personas y sobre todo, a los niños y una vez que ha conseguido entenderlos, no se quiere deshacer de ellos, jajaja. Un deleite estar en su iluminación Sra. María José.
Le deseo un buen día con mi consideración.
Es simpático tu comentario Eclipse, imaginar que vas en el vagón de mercancías es buena señal para estas letras, agradezco tu lectura y comentario.
Un abrazo, recíbelo.
 

Maria Jose

Miembro Conocido
Hermosisima historia, bella, tierna, y absolutamente dulce, como siempre con esa maestría que le imprimes a tus letras. Felicitaciones María José por esta bellisima prosa, reputación y saludos amiga poeta
Muy amable Daniel, siempre te digo lo mismo pero es que tus palabras me llevan a ello.
Agradecida te mando un abrazo.
 

Maria Jose

Miembro Conocido
Un cuento precioso. No hay nada que no pueda conseguir un niño, bonito final. Felicidades. Besos, Maria Jose.
Hola Raquel, los niños merecen todos los finales felices en los cuentos. Me acuerdo de uno que leí que no he llorado igual, es el de La vendedora de fósforos, es hoy que lo recuerdo y me tiembla la barbilla, no se puede dejar a los niños con esa desazón.
Muchas gracias por tu lectura. Besos bonita.
 
Hola mi majo..
Que pedacito de cielo nos compartes ..de principio a fin se disfruto mucho ..mil gracias amigo
un gran gusto fue su lectura y mensaje ..
gracias te abrazo con cariño y admiración.



Saludos.
 

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