Chelo Álvarez
Miembro Conocido
Dejé de oler la mar
Dejé de oler la mar, dejé de verte,
dejé de oler la flor del azahar,
dejé los arrozales por segar,
¡qué triste el extravío de perderte!
Te juro que no dejo de quererte
y a tu arena, a la paya y al Palmar.
Me llevo a la Mareta con su altar,
que perfumo con nardos para olerte.
A jazmines, geranio y alhelí
huele el pueblo pequeño en que nací.
Me enamora el olivo y el labriego,
y el pastor que protege a su borrego.
Vuelvo a casa, mi pueblo de la Sierra,
regreso a cultivar mi hermosa tierra.
Mi recuerdo se aferra
al naranjo, también al limonero,
hoy te digo, dichosa, que te quiero.
Chelo Álvarez
Dejé de oler la mar, dejé de verte,
dejé de oler la flor del azahar,
dejé los arrozales por segar,
¡qué triste el extravío de perderte!
Te juro que no dejo de quererte
y a tu arena, a la paya y al Palmar.
Me llevo a la Mareta con su altar,
que perfumo con nardos para olerte.
A jazmines, geranio y alhelí
huele el pueblo pequeño en que nací.
Me enamora el olivo y el labriego,
y el pastor que protege a su borrego.
Vuelvo a casa, mi pueblo de la Sierra,
regreso a cultivar mi hermosa tierra.
Mi recuerdo se aferra
al naranjo, también al limonero,
hoy te digo, dichosa, que te quiero.
Chelo Álvarez