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Dice la gente…

Era un viejito, como de… todos los años, de edad indefinida. Lo mismo podría tener cincuenta que cien años.
Todos lo días por las tardes, mis amigos y yo, lo veíamos salir con su hijo, o nieto. Nadie sabía què era de èl. Un muchacho también de edad indefinida, igualmente su edad podría oscilar entre los veinte o cuarenta años. Pero esto debido a que había nacido con un mal en su cabeza. Creo le dicen Síndrome de Down, o retraso mental que es como nosotros le decíamos.
Nadie sabía como se llamaban ninguno de los dos. A pesar que hacía como diez años que llegaron al vecindario.
Así como nadie sabía sus nombres, nadie conocía nada de su vida. El viejito no hacía amistad con nadie, con nadie hablaba. Si alguno quisiera hacer amistad con él, él simplemente lo ignoraba. Nunca contestaba nada. Y no era mudo o algo por el estilo, ya que muchos llegaron a escuchar como hablaba con el muchacho.
Se comentaban muchas cosas de ellos. Lo mismo se decía que la madre del muchacho había sido una prostituta que murió de alguna enfermedad venérea después que nació el muchacho y que por esto el niño había nacido mal de la cabeza.
También se decía que el muchacho aún siendo pequeño, había sido testigo de cómo su padre mato a su madre por infiel y que debido al trauma, había quedado así. Algunos, sobre todo señoras, comentaban que al haber sido su madre una prostituta, y haber fallecido poco después de haber nacido el muchacho, el hombre se desquitaba con èl, haciéndolo sufrir con golpes y maltratos que iban, desde quemaduras con cigarrillos – y que conste que nunca vio nadie al viejito fumar, ni en el muchacho marca alguna- hasta torturas con hierros candentes y que esa era la causa que por las noches se escuchara al muchacho gritar de una forma inhumana. Que Vivian en un lugar sucio, con alimentos podridos y trastos sucios por doquier. Que el muchacho hacia sus necesidades donde estuviera sin que el viejito se ocupara de él porque realmente no le interesaba lo más mínimo el muchacho.. Y que si al salir el muchacho y el viejito, se veían limpios y arreglados era para despistar y la gente no sospechara. Otros, y otras, decían que realmente el viejito tenis mucho dinero y joyas valiosas en su casa, que tenía un baúl lleno de monedas de oro, y un cajón lleno de billetes de alta denominación, y que si Vivian así, en la suciedad, realmente era para evitar tentaciones y lo fueran a robar.
Se decían tantas cosas, que uno no sabría cuál sería la verdad. Bueno la gente es así. Si sabiendo cosas de los demás, les inventan, imagínense que no dirán de los que realmente no conocen.
Todos lo días el viejito lo llevaba a un parque cerca de donde vivíamos. Mis amigos y yo, siendo jóvenes de entre dieciséis y dieciocho años, que nos reuníamos por las tardes en la calle, los veíamos salir y regresar como a la hora u hora y media. Algunas veces los miramos en el parque, y se veía que el muchacho se divertía bastante. Tanto en los juegos infantiles, como con los juguetes que llevara.
Hasta que un día de tantos, estando algunos amigos y yo platicando como a media cuadra, vimos que por la esquina llegaban el viejito y su muchacho, atrás de ellos venia un señor como de cuarenta años, este señor traía una chamarra gruesa, como cazadora, a pesar de que era una tarde calurosa, y tenia las manos en los bolsillos.
El muchacho se veía espantado y el viejito preocupado. Nos les quedamos viendo, para ver si era necesaria nuestra ayuda.
Cuando les faltaban como cincuenta o sesenta metros para llegar a donde estábamos, de repente el muchacho comenzó a correr hacia nosotros gritando. Esto nos impulso a correr hacia ellos, seguro que necesitaban nuestra ayuda.
Todo fue tan rápido… El personaje que caminaba tras ellos, saco una mano con una pistola y apunto hacia el muchacho al tiempo que le ordenaba que parara. El viejito grito algo así como ¡Cesar, nooo!
El individuo disparo el arma, pegando un tiro a la espalda del muchacho.
En ese mismo instante el viejito se volteo y se le fue encima al tipo armado, su desesperación fue tan grande, que sacando fuerzas de quién sabe donde, obligo al asesino a voltear su arma contra él mismo y se escucho otro disparo. Logró apretar el gatillo sobre el dedo de este y el asesino cayó de rodillas, apretándose el vientre aún con el arma en la diestra.
El viejito corrió hacia el muchacho e hincándose a su lado lo tomo entre sus brazos llorando y gritando.
El asesino levantando su arma apuntó hacia el viejito, mientras nosotros corríamos hacia ellos gritando ¡Cuidado!. El asesino disparo de nuevo, pegándole el tiro al viejito por la espalda, que cayo de bruces sobre el cadáver del muchacho.
Al asesino lo recogió aún con vida la ambulancia, pero después supimos que falleció en el trayecto hacia el hospital. Se cree que este individuo era de los que creían que el anciano almacenaba riquezas en su casa, y que amagándolos en el parque los obligó a que fueran a la casa del viejito porque pensaba robarlo.
El muchacho y el viejito murieron instantáneamente ya que los disparos pegaron en el corazón, a ambos.
La vecindad entera se aglomeró en la vivienda del viejito, algunos buscando los instrumentos de tortura, pero los más queriendo encontrar el supuesto tesoro.
Nada de esto había. Lo que si encontraron fue un departamento que aunque pequeño, se encontraba en perfecto orden y extremadamente limpio. Y la recamara que se adivino del muchacho, contenía infinidad de juguetes baratos y medicamentos de la Seguridad Social.
Lo único que se pudo saber de ellos, fue que el viejito adoraba a su nieto -después se supo que era su nieto- Si no, ¿de donde saco fuerzas para vengar inmediatamente al muchacho?
Pero bueno ya sabemos como es la gente, Ahora dicen que nosotros, mis amigos y yo fuimos los que impedimos el robo.

Rubèn Fontes “el loco”
 

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