cocuzza3105
Miembro Conocido
DOS ESTRELLAS
Inmóvil, cada noche dirige su mirada al firmamento,
no espera nada, simplemente es su conexión,
recordando esos tiernos momentos de emoción
que se fueron, en un suspiro, hechos un lamento.
El bullicio que sentía se hizo un silencio sepulcral,
horadando, a cada instante, una llaga en su pecho.
La razón estertorosa que la aleja cada día de su lecho,
siendo la distancia que la envuelve, entre ellos, abismal.
No se sienta a la mesa que quedó en el olvido,
y el hambre o la sed no los tiene permitidos.
Su figura, lentamente va marcando sus quejidos,
al compás de su sufrir que ya no es un forajido.
Se aísla en el mundo que manejan los tormentos,
y se quiebra su palabra al tocar a ese infierno.
El frío no la afecta aunque esté en pleno invierno,
pero al hielo, en su piel, lo transporta como ungüento.
Cada noche, allí contempla cual si fuera una hazaña,
es el único motivo que la hace susurrar.
Las estrellas la conectan, con su dulce titilar,
con los seres que algún día ocuparon sus entrañas.
Angel César Cocuzza - publicado - derechos reservados.
Inmóvil, cada noche dirige su mirada al firmamento,
no espera nada, simplemente es su conexión,
recordando esos tiernos momentos de emoción
que se fueron, en un suspiro, hechos un lamento.
El bullicio que sentía se hizo un silencio sepulcral,
horadando, a cada instante, una llaga en su pecho.
La razón estertorosa que la aleja cada día de su lecho,
siendo la distancia que la envuelve, entre ellos, abismal.
No se sienta a la mesa que quedó en el olvido,
y el hambre o la sed no los tiene permitidos.
Su figura, lentamente va marcando sus quejidos,
al compás de su sufrir que ya no es un forajido.
Se aísla en el mundo que manejan los tormentos,
y se quiebra su palabra al tocar a ese infierno.
El frío no la afecta aunque esté en pleno invierno,
pero al hielo, en su piel, lo transporta como ungüento.
Cada noche, allí contempla cual si fuera una hazaña,
es el único motivo que la hace susurrar.
Las estrellas la conectan, con su dulce titilar,
con los seres que algún día ocuparon sus entrañas.
Angel César Cocuzza - publicado - derechos reservados.