Luis Gerardo
Miembro Conocido
Durmió a mi lado
un cuerpo alquilado
esparciendo en mi almohada
su caricia prestada
pagué toda la noche
por sus dulzores.
Cuando el frío la atacó
mudó su humanidad
con gesto de desenfado
hacia la libertad.
Jamás me sentí su dueño
porque siendo tan común
y apartado de la juventud
no podía ofrecerle un sueño.
Cualquiera pensaría
que no tiene nada raro
visitar tal cofradía
para rentar algo de amor.
Es más bien cosa de tontos
utilizar la fría moneda
para alcanzar una estrella
que tiene anhelos rotos.
Soy el cliente de siempre
que visita el hostal
y no siempre se atreve
a mirar sus ojos grises.
Esta noche callada
con su olor en mi cama
se propaga esa pena
como flor que condena
a vivir de ilusiones
con las viejas pasiones.
Dejaré pasar los días
recluido en la amargura
de la soledad perpetua
que es mi eterna compañía.