Maria Jose
Miembro Conocido
La noche de antes de anoche vino el abuelo a hacer magia, no lleva chistera, él lleva un sombrero de paja. Y al quitarse el sombrero y al sentarse en la cama hizo magia el abuelo sin varita encantada.
Contó un cuento inventado, no conoce las letras, desde bien pequeñito trabajaba la tierra, gobernaba la casa con su risa infantil, madrugaba a la clara desde mayo hasta abril. El abuelo tenía muchos sueños pequeños, es mejor que uno grande, si se pierde hay repuesto, eso dice riendo con su risa importante.
Cuenta que tras la parra se escondía un león y las uvas, sus barbas, descansaban al sol.
Que la tierra es coqueta y la peina un señor y ella dando las gracias le regala una flor.
También dice el abuelo que los días de sol es que el cielo está abierto y al no haber guardador, las ovejas se escapan, ¡sabe Dios sabe Dios! a qué pasto se han ido a buscar el frescor.
El abuelo bosteza sentadito en la cama, tiene sueño el abuelo, le doy besos de hada.
Tantas cosas ha visto, tantas cosas contó, tanta magia sin libro el abuelo inventó, que ahora llega ese tren del final de sus cuentos que traía pasteles y también caramelos porque todos los niños que a escucharlo llegaban, se marcharan felices, sonriendo, a sus casas.
Ahora es él quien descansa en un sueño feliz, con sombrero de magia desde mayo hasta abril.
En memoria de mi bisabuelo Miguel, del que conservo su recuerdo por fotografías y lo que de él me contaban, que sin tener uso de la escritura inventaba unos cuentos fabulosos siempre acabados con un tren lleno de pasteles, el final más feliz en tiempos de hambre.
Me hubiera gustado escuchar alguno de ellos, hoy el mío es para él.
Contó un cuento inventado, no conoce las letras, desde bien pequeñito trabajaba la tierra, gobernaba la casa con su risa infantil, madrugaba a la clara desde mayo hasta abril. El abuelo tenía muchos sueños pequeños, es mejor que uno grande, si se pierde hay repuesto, eso dice riendo con su risa importante.
Cuenta que tras la parra se escondía un león y las uvas, sus barbas, descansaban al sol.
Que la tierra es coqueta y la peina un señor y ella dando las gracias le regala una flor.
También dice el abuelo que los días de sol es que el cielo está abierto y al no haber guardador, las ovejas se escapan, ¡sabe Dios sabe Dios! a qué pasto se han ido a buscar el frescor.
El abuelo bosteza sentadito en la cama, tiene sueño el abuelo, le doy besos de hada.
Tantas cosas ha visto, tantas cosas contó, tanta magia sin libro el abuelo inventó, que ahora llega ese tren del final de sus cuentos que traía pasteles y también caramelos porque todos los niños que a escucharlo llegaban, se marcharan felices, sonriendo, a sus casas.
Ahora es él quien descansa en un sueño feliz, con sombrero de magia desde mayo hasta abril.
En memoria de mi bisabuelo Miguel, del que conservo su recuerdo por fotografías y lo que de él me contaban, que sin tener uso de la escritura inventaba unos cuentos fabulosos siempre acabados con un tren lleno de pasteles, el final más feliz en tiempos de hambre.
Me hubiera gustado escuchar alguno de ellos, hoy el mío es para él.
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