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El día de patricia

Como todos los días el despertador sonó a las 5,00, no se llega donde ella si no se trabaja duro; da igual lo que pensaran los demás, ya sabia que en toda la empresa se cuchicheaba por los pasillos que era un mal bicho, incapaz de sentir algún afecto por una persona. Pues si, ¿Y QUE?. Ya cuando despidió a su hermano dejo claro que no transigiría con nadie, no era la culpable de que Juan tuviera ese carácter tan débil y se escudara en una depresión para seguir comportándose como un cobarde, el suicidio no fue más que otro acto de cobardía. Que su madre la culpara y no quisiera volver a verla no le afecto ni lo mas mínimo, una distracción menos. Ahora estaban en plena fusión y tenia que despedir a mucha gente. La verdad es que gozaba viendo los ojos de cordero degollado con que la miraban a su paso, de desprecio a cara de pena, se sentía poderosa y segura de si misma, por eso su jefe la eligió, sabia que no dudaría en ningún caso, ni se le ablandaría el corazón.
Salió del garaje a toda velocidad, se había entretenido demasiado. La lluvia caía incesante desde una semana atrás y ofrecía un paisaje melancólico. ¡Las 6,10, maldita sea!, apretó un poco mas el acelerador haciendo de su conducción un acto temerario, todavía de noche y con esa cortina de agua no veía nada, “tengo que llegar la primera”, se justifico. Seguía pensando en las cosas de la oficina cuando una tartana de coche a una velocidad moderada se le apareció de repente. Era buena conductora y sabia que si tocaba el freno empezaría a dar trompos. Dio un fuerte volantazo para intentar adelantarle antes de llegar a la curva del molino, peligrosa incluso con buen tiempo, pero nada mas rebasar el vehículo vio unas luces que le enfocaban de frente. Repitió la operación al sentido contrario pero el coche le culeó entrando en la curva a mucha velocidad y sin control sobre la maquina, empezó a dar vueltas, repitió las lecciones que recibió en esos cursos de conducción tan caros que dio y que por primera vez necesitaba. Sintió un vaído en la cabeza y nauseas, pero sin saber como se encontró fuera de la curva y con el coche controlado, estaba sudando y su corazón palpitaba como un corcel desbocado. Por instinto miro por el retrovisor y vio un montón de luces centelleantes que no sabían de donde habían salido. Ni se preguntó que hacían allí, podía ser que uno de los dos vehículos a los que había puteado hubiera tenido un accidente, era mejor poner tierra por medio, si había sido así ya le ayudaría los servicios de emergencia, ella nada podría hacer.
Llegó al aparcamiento de la empresa todavía nerviosa. Como siempre no había llegado nadie aun, vagos. Paso su tarjeta sobre el lector digital y la puerta se abrió. ¡Que raro!, no estaba el guarda de seguridad que controlaba la entrada. Daba varias rondas de seguridad a lo largo de la noche, pero siempre estaba en su sitio cuando llegaba ella, ya despidió a varios por ese motivo y parecía que......como se llamase no había aprendido la lección. Estaba todo demasiado silencioso y oscuro, tampoco oía, como otras veces, las aspiradoras del personal de limpieza. Llegó al ascensor y apretó el botón, ninguno de ellos funcionaba, a lo mejor ese era el motivo de que no estuviera el guarda. Da igual, subiría los cinco pisos andando, tampoco le importaba. Empezó a taconear escaleras y se oía un extraño ruido detrás de si. Se paraba y agudizaba el oído, pero nada sonaba. Siguió hacia su despacho, pero el endiablado eco repicaba, ¡Maldita sea!, ya estaba lo suficiente nerviosa como para pensar en todas esas tonterías. Llegó a su despacho y repasó los expedientes, ese mismo día despediría a unos cuantos:
Luis Tamayo Ruiz, dos hijos, cincuenta años, diecisiete en la empresa. Ese seria en primero de todos, era un gañan, siempre detrás de él para que entregara su trabajo. Hacia ya dos años le dijo a su jefe que debía despedirle, le respondió que no, era un empleado fiel que siempre se quedaba a trabajar cuando la empresa lo necesitaba, su jefe era otro blando que no sabia como pudo hacer la fortuna y la empresa que tenía........Se oyó un pequeño chirrido y un ruido de agua, se extraño y fue hacia el baño de su despacho, el grifo del lavabo estaba abierto y salpicaba todo. Lo cerro “¿como puede estar abierto?”. Salio mirando hacia atrás cuando un fuerte portazo sonó en el pasillo. -¿QUIEN ANDA AHÍ , nadie contesto, pero unos pasos resonaban al fondo -¿QUIEN ANDA AHÍ , repitió, el silencio fue su contestación. La curiosidad pudo con ella y avanzo por el pasillo detrás de los ruidos -PAAATTTTT..........., pego un brinco del que casi cae, -¿Mama?, pregunto extrañada, ese susurro no le pareció ninguna voz de mujer, pero por el diminutivo solo le llamaban en la familia, y viva solo quedaba su madre. Nada le respondió. Con un impulso que no era propia de ella se dirigió al final del pasillo. Una pequeña luz resplandecía en el último despacho. Llevaba tiempo cerrado, desde que su hermano se suicido allí, nadie quiso ocuparlo. Sus pies se movían solos sin poder contener la curiosidad. Sus latidos eran tan fuertes y rápidos que los sentía en su mandíbula como si la martillearan, el estomago se le cerraba como un puño y las piernas le temblaban. La puerta estaba entreabierta y empujo ligeramente para ver. Casi devuelve, delante de ella se balanceaba el cuerpo corrupto de su hermano con la misma soga que hacia un año le encontraron, las cuencas de los vacíos ojos le miraban desde la misma muerte y su boca entre jirones de carne repetían -PAAATTTT, PAAATTT. Un fuerte dolor le golpeo en el pecho mientras el aliento se negaba tanto a salir como a entrar. Consiguió mover algo las clavadas piernas y cayó de culo sin poder mantener el equilibrio. -HERMANITA, HE VUELTO POR TI, saltó igual que una rana incorporándose y echo a correr como alma que lleva el diablo.-SOCORRO, SOCORRO, nadie respondía, pero notaba los pasos de su hermano detrás de ella; ¿Como podía correr?, NO, ¿Como podía estar allí?. Miro de reojo y noto la mano que le rozaba el hombro.¡ERA REAL!, no era un sueño, olía a carne corrompida y en los sueños nada tiene olor. Casi volaba de la velocidad que el terror la empujaba. No se le ocurría donde esconderse, entraba por los despachos y oficinas, pero notaba la presencia detrás, casi pisándola los talones. -VEN CONMIGO PAT, HE VENIDO A BUSCARTE, no la cogería, no se dejaría coger. Toda la vida luchando, dedicándose nada más a su trabajo, toda una vida de sacrificio y el cobarde de su hermano la quería arrancar en las puertas del triunfo. ¡NUNCA!. Con una fuerza sobrehumana levanto una mesa de despacho y reventó un ventanal, le llego antes el olor nauseabundo que la sensación de contacto, se quito los zapatos y cuando ya le rozaba la mano de Juan salió en una loca carrera y se lanzo por la ventana, -NO ME COJERAS MALDITO, NO ME COJERAS, se le oía decir mientras descendía a toda velocidad. Sonó un golpe seco cuando sus huesos se rompieron contra las escaleras de la entrada. Un fino hilo de sangre le resbalaba por la comisura de sus labios. -CREÍSTE QUE PODRÍAS CONMIGO, NUNCA ME COJERAS.

En el Instituto Anatómico Forense de la ciudad entraba esa mañana una bolsa negra con un cadáver dentro. Lo llevaron a la sala de recepción donde el Doctor Alonso rellenaba unos papeleos.
-Buenos días inspector
-Buenos días Doc.
-¿Que me trae hoy?
-Una mujer joven, Patricia Suarez Pons, el cadáver esta destrozado
-¿Motivo?
-Accidente de trafico, la condenada corría como una loca, con el tiempo que hace y casi sin visibilidad. Hizo un adelantamiento suicida en la curva del molino viejo, lo más seguro es que se hubiera estrellado igualmente, pero para más coincidencia se encontró de frente con un coche de atestados de la policía de carreteras. Dio múltiples vueltas de campana y se despeño por el barranco. Lo mas increíble de todo es que cuando llegaron los agentes al coche todavía vivía.
-¿Pero si hay una caída de más de cien metros?
-Pero la oyeron chillar momentos antes, yo creo que debía estar huyendo de alguien
-¿Yeso?
-Parece que decía algo como que nunca la cogerían o algo así, viene en el atestado
A los dos días la enterraron, por expreso deseo de su madre, en el mismo nicho que su hermano, donde por siempre en la eternidad le devolvería el cariño que recibió en vida. Su madre no dejo corre ni una lágrima, amigos no tenia, y de la oficina solo llego una corona de flores, en la que con mucho gusto todos contribuyeron.
 
Última edición:

Maese Josman

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Javier es realmente una gran prosa, tiene todos los ingredientes para tenerte en vilo durante toda ella y ese impactante primer giro que lo rematas con otro que jamas se podría imaginar pues con anterioridad ya lo habías desechado...Para mi parecer una obra de las mejores en este genero que me ha sorprendido muy gratamente. Un fortísimo abrazo de tu sincero amigo José Manuel.
 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
Como todos los días el despertador sonó a las 5,00, no se llega donde ella si no se trabaja duro; da igual lo que pensaran los demás, ya sabia que en toda la empresa se cuchicheaba por los pasillos que era un mal bicho, incapaz de sentir algún afecto por una persona. Pues si, ¿Y QUE?. Ya cuando despidió a su hermano dejo claro que no transigiría con nadie, no era la culpable de que Juan tuviera ese carácter tan débil y se escudara en una depresión para seguir comportándose como un cobarde, el suicidio no fue más que otro acto de cobardía. Que su madre la culpara y no quisiera volver a verla no le afecto ni lo mas mínimo, una distracción menos. Ahora estaban en plena fusión y tenia que despedir a mucha gente. La verdad es que gozaba viendo los ojos de cordero degollado con que la miraban a su paso, de desprecio a cara de pena, se sentía poderosa y segura de si misma, por eso su jefe la eligió, sabia que no dudaría en ningún caso, ni se le ablandaría el corazón.
Salió del garaje a toda velocidad, se había entretenido demasiado. La lluvia caía incesante desde una semana atrás y ofrecía un paisaje melancólico. ¡Las 6,10, maldita sea!, apretó un poco mas el acelerador haciendo de su conducción un acto temerario, todavía de noche y con esa cortina de agua no veía nada, “tengo que llegar la primera”, se justifico. Seguía pensando en las cosas de la oficina cuando una tartana de coche a una velocidad moderada se le apareció de repente. Era buena conductora y sabia que si tocaba el freno empezaría a dar trompos. Dio un fuerte volantazo para intentar adelantarle antes de llegar a la curva del molino, peligrosa incluso con buen tiempo, pero nada mas rebasar el vehículo vio unas luces que le enfocaban de frente. Repitió la operación al sentido contrario pero el coche le culeó entrando en la curva a mucha velocidad y sin control sobre la maquina, empezó a dar vueltas, repitió las lecciones que recibió en esos cursos de conducción tan caros que dio y que por primera vez necesitaba. Sintió un vaído en la cabeza y nauseas, pero sin saber como se encontró fuera de la curva y con el coche controlado, estaba sudando y su corazón palpitaba como un corcel desbocado. Por instinto miro por el retrovisor y vio un montón de luces centelleantes que no sabían de donde habían salido. Ni se preguntó que hacían allí, podía ser que uno de los dos vehículos a los que había puteado hubiera tenido un accidente, era mejor poner tierra por medio, si había sido así ya le ayudaría los servicios de emergencia, ella nada podría hacer.
Llegó al aparcamiento de la empresa todavía nerviosa. Como siempre no había llegado nadie aun, vagos. Paso su tarjeta sobre el lector digital y la puerta se abrió. ¡Que raro!, no estaba el guarda de seguridad que controlaba la entrada. Daba varias rondas de seguridad a lo largo de la noche, pero siempre estaba en su sitio cuando llegaba ella, ya despidió a varios por ese motivo y parecía que......como se llamase no había aprendido la lección. Estaba todo demasiado silencioso y oscuro, tampoco oía, como otras veces, las aspiradoras del personal de limpieza. Llegó al ascensor y apretó el botón, ninguno de ellos funcionaba, a lo mejor ese era el motivo de que no estuviera el guarda. Da igual, subiría los cinco pisos andando, tampoco le importaba. Empezó a taconear escaleras y se oía un extraño ruido detrás de si. Se paraba y agudizaba el oído, pero nada sonaba. Siguió hacia su despacho, pero el endiablado eco repicaba, ¡Maldita sea!, ya estaba lo suficiente nerviosa como para pensar en todas esas tonterías. Llegó a su despacho y repasó los expedientes, ese mismo día despediría a unos cuantos:
Luis Tamayo Ruiz, dos hijos, cincuenta años, diecisiete en la empresa. Ese seria en primero de todos, era un gañan, siempre detrás de él para que entregara su trabajo. Hacia ya dos años le dijo a su jefe que debía despedirle, le respondió que no, era un empleado fiel que siempre se quedaba a trabajar cuando la empresa lo necesitaba, su jefe era otro blando que no sabia como pudo hacer la fortuna y la empresa que tenía........Se oyó un pequeño chirrido y un ruido de agua, se extraño y fue hacia el baño de su despacho, el grifo del lavabo estaba abierto y salpicaba todo. Lo cerro “¿como puede estar abierto?”. Salio mirando hacia atrás cuando un fuerte portazo sonó en el pasillo. -¿QUIEN ANDA AHÍ , nadie contesto, pero unos pasos resonaban al fondo -¿QUIEN ANDA AHÍ , repitió, el silencio fue su contestación. La curiosidad pudo con ella y avanzo por el pasillo detrás de los ruidos -PAAATTTTT..........., pego un brinco del que casi cae, -¿Mama?, pregunto extrañada, ese susurro no le pareció ninguna voz de mujer, pero por el diminutivo solo le llamaban en la familia, y viva solo quedaba su madre. Nada le respondió. Con un impulso que no era propia de ella se dirigió al final del pasillo. Una pequeña luz resplandecía en el último despacho. Llevaba tiempo cerrado, desde que su hermano se suicido allí, nadie quiso ocuparlo. Sus pies se movían solos sin poder contener la curiosidad. Sus latidos eran tan fuertes y rápidos que los sentía en su mandíbula como si la martillearan, el estomago se le cerraba como un puño y las piernas le temblaban. La puerta estaba entreabierta y empujo ligeramente para ver. Casi devuelve, delante de ella se balanceaba el cuerpo corrupto de su hermano con la misma soga que hacia un año le encontraron, las cuencas de los vacíos ojos le miraban desde la misma muerte y su boca entre jirones de carne repetían -PAAATTTT, PAAATTT. Un fuerte dolor le golpeo en el pecho mientras el aliento se negaba tanto a salir como a entrar. Consiguió mover algo las clavadas piernas y cayó de culo sin poder mantener el equilibrio. -HERMANITA, HE VUELTO POR TI, saltó igual que una rana incorporándose y echo a correr como alma que lleva el diablo.-SOCORRO, SOCORRO, nadie respondía, pero notaba los pasos de su hermano detrás de ella; ¿Como podía correr?, NO, ¿Como podía estar allí?. Miro de reojo y noto la mano que le rozaba el hombro.¡ERA REAL!, no era un sueño, olía a carne corrompida y en los sueños nada tiene olor. Casi volaba de la velocidad que el terror la empujaba. No se le ocurría donde esconderse, entraba por los despachos y oficinas, pero notaba la presencia detrás, casi pisándola los talones. -VEN CONMIGO PAT, HE VENIDO A BUSCARTE, no la cogería, no se dejaría coger. Toda la vida luchando, dedicándose nada más a su trabajo, toda una vida de sacrificio y el cobarde de su hermano la quería arrancar en las puertas del triunfo. ¡NUNCA!. Con una fuerza sobrehumana levanto una mesa de despacho y reventó un ventanal, le llego antes el olor nauseabundo que la sensación de contacto, se quito los zapatos y cuando ya le rozaba la mano de Juan salió en una loca carrera y se lanzo por la ventana, -NO ME COJERAS MALDITO, NO ME COJERAS, se le oía decir mientras descendía a toda velocidad. Sonó un golpe seco cuando sus huesos se rompieron contra las escaleras de la entrada. Un fino hilo de sangre le resbalaba por la comisura de sus labios. -CREÍSTE QUE PODRÍAS CONMIGO, NUNCA ME COJERAS.

En el Instituto Anatómico Forense de la ciudad entraba esa mañana una bolsa negra con un cadáver dentro. Lo llevaron a la sala de recepción donde el Doctor Alonso rellenaba unos papeleos.
-Buenos días inspector
-Buenos días Doc.
-¿Que me trae hoy?
-Una mujer joven, Patricia Suarez Pons, el cadáver esta destrozado
-¿Motivo?
-Accidente de trafico, la condenada corría como una loca, con el tiempo que hace y casi sin visibilidad. Hizo un adelantamiento suicida en la curva del molino viejo, lo más seguro es que se hubiera estrellado igualmente, pero para más coincidencia se encontró de frente con un coche de atestados de la policía de carreteras. Dio múltiples vueltas de campana y se despeño por el barranco. Lo mas increíble de todo es que cuando llegaron los agentes al coche todavía vivía.
-¿Pero si hay una caída de más de cien metros?
-Pero la oyeron chillar momentos antes, yo creo que debía estar huyendo de alguien
-¿Yeso?
-Parece que decía algo como que nunca la cogerían o algo así, viene en el atestado
A los dos días la enterraron, por expreso deseo de su madre, en el mismo nicho que su hermano, donde por siempre en la eternidad le devolvería el cariño que recibió en vida. Su madre no dejo corre ni una lágrima, amigos no tenia, y de la oficina solo llego una corona de flores, en la que con mucho gusto todos contribuyeron.

Wowwww Javier que relato,me encanto ,es muy bueno y nos deje ese mensaje que las malas acciones nos persiguen siempre,que recibimos lo que damos y que la vida es mucho mas que solo la obligación laboral,preciosa,mis felicitaciones un relato totalmente atrapante,gracias por compartir,un beso grande.
 

MARIPOSA NEGRA

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todo lo que somos capaces de dar y de negar en vida tarde o temprano muestra sus frutos, la vida egoísta de Patricia y su incapacidad para sensibilizarse le devuelven una fría y solitaria tumba, excelente relato Javier, me queda el consuelo de saber que algún día me tendrán que devolver millones de besos jajaja
 

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