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El escriba

Su mente intentaba hilar los momentos pasados que se rompían al mismo son que la vara fustigaba su espalda.
Todo comenzó hace muchos meses cuando le encargaron escribir un rollo de la Torá.
Compró todo lo necesario: hojas de pergamino, paquetes de plumas, una cadena de gallnuts de tinta e hilo. El escriba se sentó e intentó dejar fluir las letras, pero la pluma se le quedaba paralizada en las manos y sólo conseguía plasmar borrones.
Una mañana al levantarse observó que el rollo de la Torá estaba totalmente escrito, aunque aquella letra no parecía humana, era diferente a todo lo que había visto y desde luego no era hecha por una pluma. Encima de su escritorio se hallaba una nota que decía: Viajaba en el tiempo y no pude contener la necesidad de poder leerme en la historia cuando regrese a mi tiempo, pero solo Usted y yo sabremos la verdad.
Mientras el escriba era acusado de brujería y conducido a la hoguera, el rollo de la Torá ardía junto a él.
 
Su mente intentaba hilar los momentos pasados que se rompían al mismo son que la vara fustigaba su espalda.
Todo comenzó hace muchos meses cuando le encargaron escribir un rollo de la Torá.
Compró todo lo necesario: hojas de pergamino, paquetes de plumas, una cadena de gallnuts de tinta e hilo. El escriba se sentó e intentó dejar fluir las letras, pero la pluma se le quedaba paralizada en las manos y sólo conseguía plasmar borrones.
Una mañana al levantarse observó que el rollo de la Torá estaba totalmente escrito, aunque aquella letra no parecía humana, era diferente a todo lo que había visto y desde luego no era hecha por una pluma. Encima de su escritorio se hallaba una nota que decía: Viajaba en el tiempo y no pude contener la necesidad de poder leerme en la historia cuando regrese a mi tiempo, pero solo Usted y yo sabremos la verdad.
Mientras el escriba era acusado de brujería y conducido a la hoguera, el rollo de la Torá ardía junto a él.

Bella e interesante
historia,
un gran beso.
 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
Su mente intentaba hilar los momentos pasados que se rompían al mismo son que la vara fustigaba su espalda.
Todo comenzó hace muchos meses cuando le encargaron escribir un rollo de la Torá.
Compró todo lo necesario: hojas de pergamino, paquetes de plumas, una cadena de gallnuts de tinta e hilo. El escriba se sentó e intentó dejar fluir las letras, pero la pluma se le quedaba paralizada en las manos y sólo conseguía plasmar borrones.
Una mañana al levantarse observó que el rollo de la Torá estaba totalmente escrito, aunque aquella letra no parecía humana, era diferente a todo lo que había visto y desde luego no era hecha por una pluma. Encima de su escritorio se hallaba una nota que decía: Viajaba en el tiempo y no pude contener la necesidad de poder leerme en la historia cuando regrese a mi tiempo, pero solo Usted y yo sabremos la verdad.
Mientras el escriba era acusado de brujería y conducido a la hoguera, el rollo de la Torá ardía junto a él.

Una impactante historia Raquel, me gusto mucho como la has llevado y el suspenso que despiertan tus letras,un gusto leerte,gracias por compartir,un beso grande.
 
A veces los misterios nos alcanzan más allá del razonamiento y la ignorancia de la sociedad nos hace pagar el precio. Felicitaciones Raquel por esta maravilla de letras, saludos amiga poeta
 

Cisne

Moderadora del Foro Impresionismo y Expresionismo,
Su mente intentaba hilar los momentos pasados que se rompían al mismo son que la vara fustigaba su espalda.
Todo comenzó hace muchos meses cuando le encargaron escribir un rollo de la Torá.
Compró todo lo necesario: hojas de pergamino, paquetes de plumas, una cadena de gallnuts de tinta e hilo. El escriba se sentó e intentó dejar fluir las letras, pero la pluma se le quedaba paralizada en las manos y sólo conseguía plasmar borrones.
Una mañana al levantarse observó que el rollo de la Torá estaba totalmente escrito, aunque aquella letra no parecía humana, era diferente a todo lo que había visto y desde luego no era hecha por una pluma. Encima de su escritorio se hallaba una nota que decía: Viajaba en el tiempo y no pude contener la necesidad de poder leerme en la historia cuando regrese a mi tiempo, pero solo Usted y yo sabremos la verdad.
Mientras el escriba era acusado de brujería y conducido a la hoguera, el rollo de la Torá ardía junto a él.

Me gusta mucho el aire de misterio que envuelve esta narrativa. Un final que nos deja vuelo a la imaginación.
Felicitaciones Raquel y un abrazo con cariño
Ana
 
Su mente intentaba hilar los momentos pasados que se rompían al mismo son que la vara fustigaba su espalda.
Todo comenzó hace muchos meses cuando le encargaron escribir un rollo de la Torá.
Compró todo lo necesario: hojas de pergamino, paquetes de plumas, una cadena de gallnuts de tinta e hilo. El escriba se sentó e intentó dejar fluir las letras, pero la pluma se le quedaba paralizada en las manos y sólo conseguía plasmar borrones.
Una mañana al levantarse observó que el rollo de la Torá estaba totalmente escrito, aunque aquella letra no parecía humana, era diferente a todo lo que había visto y desde luego no era hecha por una pluma. Encima de su escritorio se hallaba una nota que decía: Viajaba en el tiempo y no pude contener la necesidad de poder leerme en la historia cuando regrese a mi tiempo, pero solo Usted y yo sabremos la verdad.
Mientras el escriba era acusado de brujería y conducido a la hoguera, el rollo de la Torá ardía junto a él.
RAQUELITA

¡Qué inquietante viaje fatal!

Abrazos y besos desde mi balcón quiteño
de geranios multicromáticos,

Guillermo.
 

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