Ingrid Zetterberg
Miembro Conocido
El hilo de oro
¡Qué triste cavila mi alma
en esta hora tan amarga,
sin luz!
El hilo de oro va muriendo,
el que me ataba a ti.
Mi mano trémula
escribe con dolor
la música silenciosa
de mi tristeza.
He llorado mucho
por lo que no entiendo
de nuestro destino fatal.
Te veo pensativo,
enigmático y profundo
y en la sombra tenue
que da a tu mirar
tus negras pestañas,
se divisa tu escondida bondad.
Y te amo en secreto
en nuestro último encuentro,
en esta cita oculta, de piedad.
Nuestras manos se martirizan
buscándose.
Manos que se conocieron tanto
y en la semi penumbra
se crispan y se congelan
para no hallarse más.
Una angustia pavorosa
recorre mi vientre
y es cual saeta ardiente sobre mí.
Ya es tarde.
Y ya no hay tiempo de recomenzar.
¿A qué intentarlo más?
Nuestro amor naufragó
en la sangre que fluía
de nuestra mutua herida.
Ya oscurece entre los dos.
Se quebró el hilo de oro
y debemos decirnos adiós.
Ingrid Zetterberg
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