Olimpia Era
Miembro Conocido
EL HOMBRE DE LA BICICLETA
Con su bicicleta,
a pesar de la edad,
todos los días en soledad,
sale a la huerta.
Lleva en su pantalón,
a la altura del tobillo,
unos ganchos, pinzas, de color marrón,
que le ajustan a la pierna el pantalón.
No tiene ya pelo,
por eso lleva gorra,
va a por la hierva, que siega del suelo,
para alimentar a los animales.
Toda una familia, ya casada.
La vida va cuesta abajo
y no sabe dar importancia a la espada.
Lleva tres días sintiendo ese dolor,
como espada en el costado clavada
y no se queja, hasta que... un clamor
del médico del pueblo le visitaba.
Llega al hospital,
le operan de urgencia,
parece que todo ha ido bien,
pero los hijos hacen presencia.
En un primer momento,
preparada llevan la mortaja,
pero parece que un mejoramiento,
les lleva a tener mas esperanza.
El padre ha vuelto en sí
y a los hijos recomienda,
que se vayan a comer,
que los verá en la merienda.
Los hijos se van contentos,
bromeando por la alegría
de ver al padre atento,
pero a la vuelta ven la agonía.
Hasta el último día
estuvo trabajando
y cuando volvió a casa,
lo estaban enterrando.
Olimpia Era
Con su bicicleta,
a pesar de la edad,
todos los días en soledad,
sale a la huerta.
Lleva en su pantalón,
a la altura del tobillo,
unos ganchos, pinzas, de color marrón,
que le ajustan a la pierna el pantalón.
No tiene ya pelo,
por eso lleva gorra,
va a por la hierva, que siega del suelo,
para alimentar a los animales.
Toda una familia, ya casada.
La vida va cuesta abajo
y no sabe dar importancia a la espada.
Lleva tres días sintiendo ese dolor,
como espada en el costado clavada
y no se queja, hasta que... un clamor
del médico del pueblo le visitaba.
Llega al hospital,
le operan de urgencia,
parece que todo ha ido bien,
pero los hijos hacen presencia.
En un primer momento,
preparada llevan la mortaja,
pero parece que un mejoramiento,
les lleva a tener mas esperanza.
El padre ha vuelto en sí
y a los hijos recomienda,
que se vayan a comer,
que los verá en la merienda.
Los hijos se van contentos,
bromeando por la alegría
de ver al padre atento,
pero a la vuelta ven la agonía.
Hasta el último día
estuvo trabajando
y cuando volvió a casa,
lo estaban enterrando.
Olimpia Era
