isidro4755parra@gmail.com
Miembro Conocido
Jugaba un niño calmado
contra un libro apoyando
un lápiz muy afilado
que lo estaba maltratando.
Siguió el niño en su emoción
sin darse cuenta de nada
hundiéndole aquel arpón
con fuerza disimulada.
Los agujeros traidores
en sus letras perforadas
oscurecían los valores
que a su mente almentaban.
Dijo el libro con pesar
sus muertas hojas abriendo:
-Si yo que le otorgo
a los seres del mundo
la sabiduría, la fe, la esperanza,
y me encuentro así
¿Qué destino tiene?
el libro que brinda inconscientemente
mil cosas vulgares, vanas, sin razón,
perversas, fugaces, con mala intención.
Sin ojos para ofrecer
entre un gran desasociego
nadie podía leer
el libro que estaba ciego.
02/07/2014
Ysidro Parra-Venezuela
Reservados Derechos de Autor.
contra un libro apoyando
un lápiz muy afilado
que lo estaba maltratando.
Siguió el niño en su emoción
sin darse cuenta de nada
hundiéndole aquel arpón
con fuerza disimulada.
Los agujeros traidores
en sus letras perforadas
oscurecían los valores
que a su mente almentaban.
Dijo el libro con pesar
sus muertas hojas abriendo:
-Si yo que le otorgo
a los seres del mundo
la sabiduría, la fe, la esperanza,
y me encuentro así
¿Qué destino tiene?
el libro que brinda inconscientemente
mil cosas vulgares, vanas, sin razón,
perversas, fugaces, con mala intención.
Sin ojos para ofrecer
entre un gran desasociego
nadie podía leer
el libro que estaba ciego.
02/07/2014
Ysidro Parra-Venezuela
Reservados Derechos de Autor.